•- D O S

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Temprano en la mañana siguiente, Como había acordado ayer kurapika por mensaje, Hell llego a la cafetería cerca de la universidad.

Hell observó el lugar desde afuera, suspiro y entro.

Los chicos ya estaban ahí esperandola, por lo que ella solo se dispuso a sentarse.

-Buenos días-Hablo Hell, mirando a sus amigos.

-buen día ¿Y bien, Hell, qué sucedió?-Pregunto Gon, mirándola con curiosidad.

-Dejame adivinar Hell, el no te espero-Hablo kurapika, con ambas manos cruzadas.

-Y-yo-Hell lo miró un poco decaída.

-¡Oh, espera, tengo una gran idea de lo que pasó! El ni siquiera debió haber preguntado por ti, ¿verdad?-Dijo kurapika, con cara de pocos amigos.

Hell estaba congelada, pero rápidamente agachó su cabeza.

-Hell, Dios, ya tienes 18 años, eres una mujer demasiado inteligente, puedes valerte por ti misma e ir y conseguir un trabajo, y dejar de depender de tu padre, depender de un hombre que no da ni el mínimo interés hacia ti, ese hombre ni siquiera vive por ti, pero tu si verdad, tu si tienes que pensar en el-Kurapika se acerco más a Hell, y comenzó a enumerarle cada cosa que hacía por su padre, pero su padre no por ella-tú si tienes que preguntar si esta bien de salud...el solo te humilla, solo date cuenta-Kurapika la miro totalmente enojado-¡Solo mirame!

-¡Kurapika!-Grito Gon, haciendo un escandalo-¿¡Para eso le escribiste ayer!? ¡para reunirnos y gritarle! ¡y reclamarle en su cara muchas cosas! que de seguro ella sabe...-Dijo Gon, bajando el tono de su voz, y mirando a Hell.-¿por qué lo sabe? ¿no, hell?

Hell lo sabía, ella sabia muchas cosas, ella sabía que su padre tenía tantas actitudes cuestionables hacia ella, tantas...que hasta podría enumerarlas.
Hell con la cabeza agachada, estaba apretando sus manos, en su pantalón, pensando en cada cosa que gritaban sus amigos, podía sentir las miradas de algunas personas allí presentes.

-Hell, oy- -Kurapika quería seguir hablando, pero fue interrumpido por la voz de Hell.

-¡Si kurapika, si se todo lo que me acabas de decir, todos los días recuerdo cada cosa, se que mi padre es esto, y lo otro! ¡Lo se, no me lo tienes que recordar todos los días de mi existencia, que tu tengas un padre que ves todos los días, no significa que yo también lo tenga como tú, ya basta!

-Hell...-Leorio comprendía todo-Veras, quiero que sepas que lo hacemos por tu bien...

-Por... ¿mi bien?-Hell lo miro con ojos llorosos, ella negó con su cabeza- Se lo que es mi padre...solo suelten el tema.

-Y tu como su hija deberías recibir más amor de su parte...-lo último que dijo Kurapika, rompió algo dentro de Hell.
Ella solo agacho la cabeza otra vez, y se paró rápidamente de la silla, y se dispuso a caminar hacia la salida de la cafetería, sin ver la cara de sus amigos.

-Hell...-Hablo Gon, intento alcanzar a hell.

-No, Gon, déjala.-Kurapika giro su cabeza hacia donde se había ido Hell, y realmente se sentía arrepentido por sus palabras.

Killua solo observaba a Kurapika, demasiado enojado.

...

Cuando Hell iba saliendo comenzó a derramar lagrimas, no se percató que el semáforo estaba en verde, y justo cuando estaba cruzando, un carro frenó rápidamente, y ella solo miró hacía esa dirección y se asustó.

Hasta que de aquel coche comenzó a salir alguien.

-¡Disculpe, no está viendo el semáforo en verde!-grito un hombre.

Hell giro su rostro con lágrimas, y observo al hombre.

El hombre totalmente sorprendido, se acercó a hell y preguntó-¡No puede ser, la lastime!

El hombre con su mirada buscaba alguna herida o algún raspón el cual le pudo a ver ocasionado a aquella chica, pero cuando el estaba inspeccionandola, se dio cuenta que era la misma chica de la universidad.

Hell alzo su mirada, y reconoció rápidamente al hombre.

-U-usted-Dijo hell, limpiando sus lágrimas rápidamente.

-¿Necesita ayuda?-Pregunto el hombre mirándola.

-Y-yo, no se preocupe, no me di cuenta del semáforo. Otra vez con mi torpeza-Hell solo dio una mirada decaída.

-Por algo el destino nos hizo reencontrarnos otras vez, esto amerita presentarme-Cuando aquel hombre dijo eso, Hell alzo su mirada, y vio al hombre sonreír amablemente, y la única acción que pudo realizar Hell, era sonrojarse.

-Me llamo, Chorllo, ¿y usted hermosa señorita? ¿Cómo se llama?-Dijo el hombre con alta curiosidad.

-Yo...me llamo Hell.-Totalmente avergonzada, Hell giro su rostro.

-oh, que peculiar nombre.-Chrollo, inclinó su cabeza para inspeccionarla mejor.

Hell se dio cuenta de tal acción, que se
dio cuenta que llevaba demasiado tiempo allí parada, ella ya se tenía que ir.

-Yo... me tengo que ir, lo siento mucho, espero en algún otro momento el destino nos vuelva a juntar, como dice usted...-Hell, se comenzó alejar, y le sonrió por última vez al hombre, y se dispuso a cruzar la calle.

El hombre no le dio tiempo de despedirse, por lo que solo la vio marcharse

Que hermosos ojos, parecen esmeraldas.

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