IV

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Siendo una mañana soleada, Naruto salió a caminar a las afueras del palacio de Yasaka, específicamente en el bosque circundante que lo rodeaba.

Siendo como era, debía admitir que el clima cálido fusionado con la frescura que proyectaban las hojas de los árboles sobre él le daban una sensación de paz.

N
–Sin duda no hay nada mejor que una mañana soleada como esta.
¿No opinas lo mismo, Yasaka-chan?

Naruto solo la miró de reojo mientras la mencionada se acercaba a él.
Cabía decir que Yasaka no se sorprendió por ser descubierta tan fácilmente, pues después de todo, Naruto había obtenido aún más percepción sobre las cosas que tenía a su alrededor tras su asimilación con Kurama.

Y

–Mi respuesta a esa pregunta jamás será una negativa, ¿Sabes?, me fascinan los climas cálidos como el de este día.
Siento que la calidez del sol tocando a la piel junto a la frescura de la sombra que proyectan las hojas de los árboles dan un toque de ensueño a quien las sienta, es... ¡Cómo vivir en una película!

N
–Es la primera vez que lo pienso de esa manera tan fantasiosa, pero no está mal.
Aunque siendo claro, cada persona tiene su forma distinta de ver las cosas.

Caminaron mientras charlaban, algo casi habitual en ellos desde hace cinco meses.
Pronto salieron del bosque dando directamente a las escaleras que conducían hacia el palacio de Yasaka. Ambos subieron escalones arriba hasta llegar a dicho lugar, lugar en el cual tomaron rumbos diferentes al llegar.

Y
–(Sí... Cómo una película~)

Siempre era agradable hablar con él, un hombre noble y simple que intentaba ayudar a los demás en lo que fuera aún incluso si no obtenía beneficio de ello.

Sus pensamientos terminaron al llegar a su despacho, dejó sus sandalias Geta fuera, entró y se sentó en posición seiza sobre el cojín junto a su pequeña mesa.
Era tan temprano que simplemente no habían papeles que firmar, razón por la cual solo cerró sus ojos para escuchar el suave silbido de las aves vespertinas que volaban fuera lo cual le dió tranquilidad.

Su momento de paz se vió interrumpido cuando escuchó la voz de alguien en específico, la diosa a la que rendía culto.

A
–Mi pequeña...
¿Algo mantiene ocupada tu mente?

Yasaka abrió los ojos tras escuchar la suave voz de Amaterasu, viéndola sentada justo en el cojín del frente.

Y
–Nada en absoluto, Amaterasu-sama.
Solo estaba... Relajándome un poco.

Amaterasu solo sonrió con gentileza tras la respuesta dada, convencida.

A
–Te he observado desde que comenzaste a rendirme culto, mi pequeña.
Sé que un hombre de otro mundo ahora ronda tu palacio pero no me genera inquietud, él es un joven noble, pude sentirlo desde que llegó aquí.
Eso es algo lo cual me da alivio, más al ser alguien similar a ti en cierto aspecto.

Yasaka nuevamente cerró sus ojos, riendo suavemente por la respuesta dada por Amaterasu.

Y
–Por supuesto que lo es...
Un hombre noble, claro está.
En diferencia a muchos que lo aparentan ser en busca de algo a cambio, él lo es de corazón sin necesidad de un beneficio.

Amaterasu pensó en la respuesta, pocas veces había oído a Yasaka hablar así de alguien, siendo en su mayoría mujeres.

A
–Supongo, mi pequeña, que te llevaste una buena impresión de él.
Ciertamente no lo he conocido en persona, pero de lo poco que he visto puedo decir que... Es un joven que crecerá para ser un gran hombre.

Vaivén de los Nueve colas (Pausa)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt