En el reino oculto, donde destinos son tejidos por fuerzas invisibles, TaeHyung, un heredero inadvertido, se encuentra con un artefacto enigmático que desentraña un tapiz cósmico. Este descubrimiento, sin saberlo, lo envuelve en una red de intriga y...
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Despertó bañado en sudor, con un ronco grito que murió en su garganta apenas abrió los ojos.
Los últimos días fueron así, se despertaba todas las noches a las dos con veinte de la madrugada, tras tener la más horrible de las pesadillas, temblando de pies a cabeza; pero, cuando despertaba todo se tranquilizaba. No sabía a qué se debía, pero la situación ya estaba empezando a molestarlo, las sombras violáceas debajo de sus ojos eran cada vez más visibles y el dolor de cabeza que tenía al día siguiente se volvía más y más insoportable.
Salió de la cama, enfurruñado, pateando las cobijas con fuerza mientras se pasaba las manos por la cara para despejarse un poco y olvidar el mal ciclo de sueño que estaba viviendo.
Los tés relajantes se habían vuelto sus mejores amigos durante aquellos días de insomnio, así que sin dudarlo se dirigió a la cocina.
Le gustaba vivir solo, de esa manera no tenía a los sirvientes encima suyo cada vez que movía un solo musculo alrededor de la casa, sin embargo, durante aquellos días se sentía un poco inquieto, como si alguien lo observara todo el tiempo. TaeHyung no era un fanático d las cosas paranormales, en realidad podía considerarse un poco miedoso, así que aquella sensación de no estar solo cuando debería estarlo lo tenía algo preocupado.
Encendió todas las luces a su paso, de manera que no quedara un rincón oscuro, colocó un poco de música suave de Jazz, aquello lo hacía sentirse mucho menos alerta acerca de lo que –no – estaba pasando en su departamento.
La inconfundible voz de Sinatra llenó el lugar, TaeHyung agradeció haberse decidido a poner el sistema de sonido multiroom, para alguien que disfrutaba la música como él era una de las mejores invenciones del mundo.
Calentó el agua con las flores de jazmín, el solo aroma logró instalar en su rostro una pequeña sonrisa, agregó al té un par de terrones de azúcar y se sentó frente al desayunador.
Se llenó los pulmones con el aromático vapor que salía de su taza mientras tarareaba las canciones que pasaban.
Cuando su taza estuvo vacía se levantó, decidiendo que sus nervios estaban más tranquilos ahora.
«Eres un niño grande, Tae. Las pesadillas son solo sueños, no pasa nada»
Mientras caminaba de vuelta a su habitación iba contoneándose al ritmo de la canción, cantando en voz baja
When you arouse the need in me My heart says "yes, indeed" in me. Proceed with what you're leading me to
Las luces de toda la casa comenzaron a parpadear incesantemente y un escalofrío recorrió la espalda de Tae, se detuvo inmediatamente y salió corriendo hasta su habitación. Ya tendría tiempo de ser valiente por la mañana y decirse que lo que estaba pasando no era nada paranormal y solamente se debía a la falla del termostato y de las instalaciones eléctricas, por ahora a las dos con cincuenta y cinco se negaba a buscar otra explicación así que simplemente se refugió debajo de sus cobijas, siendo completamente ignorante del par de ojos que lo miraban curiosos desde las sombras.
