Capítulo 17

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Llegó la tarde, y Rubén y yo no sabíamos qué hacer en lo que queda del día.
Estábamos en el sofá abrazados, intentando buscar un plan algo diferente, pero nada nos convencía.
De pronto me llegó una llamada, cogí el móvil y descolgué.

—¿Liam? Soy Martina.

—¡Hola! ¿Querías algo cariño?—Rubén me miró confuso, es algo celoso a veces.

—Pues, voy a ir con David a hacer graffitis, hay un hospital abandonado que lo acaban de pintar, y vamos a ir a practicar un poco, ¿te vienes?

—Mmm, no sé...

—Venga, te lo vas a pasar bien.

Miré a Rubén y le dediqué una sonrisa, ya tenemos plan.

—¿Puede venir Rubén?

—Hmm, no creo que le guste la idea, pero si quieres...

—¡Perfecto!

—Bien, en 1 hora vamos a recogeros.

Nos despedimos y colgué, miré a Rubén que tenía cara de máxima confusión.
Cuando le conté el plan, al principio se negó, pero terminó accediendo.

Le dije que se tenía que vestir de "incógnito", y cuando salí del baño después de ducharme, no pude evitar echarme a reír como un loco al verle.

—¿Tan mal voy?—preguntó mirándose al espejo que hay al lado de la cama.

No iba mal, pero se me hacía raro verle así, entero de negro, una gorra y unas gafas de sol.

—Amor, quítate las gafas de sol, no vas a ver nada.—dije intentando calmar un poco mi risa.

—¿No tengo que ir de incógnito?

—Sí, pero tampoco vamos a atracar un banco.

Me acerqué a él y le quité las gafas, me puse de puntillas y le dí un tierno beso en los labios.

Pasados unos 10 minutos, Martina me llamó para avisarme de que ya estaban abajo ella y David, cogí a Rubén de la mano y bajamos.

—¡Liam, cuánto tiempo!—exclamó David al verme.

David es un chico de la otra clase, coincidimos una vez en una fiesta de cumpleaños de un amigo.

—¿Qué pasa tio? ¡Te veo genial!—respondí estrechándolo entre mis brazos.

Miré hacia atrás y pude ver la cara de pocos amigos de Rubén.

Saludé a Martina con un abrazo, luego saludó a Rubén con dos besos en la mejilla.

David iba andando delante con Martina, Rubén y yo íbamos atrás de ellos, parecía un poco celoso pero logré sacarle alguna que otra risa.

—Liam, ¿Tienes experiencia con los graffitis?—preguntó David mirándo hacia atrás.

—No, la verdad nunca he hecho uno.

—Y... ¿tu amigo Rubén?— Este al escuchar que se refería a él como mi amigo le dedicó una mirada fulminante.

—Creo que tampoco, ¿o sí, amor?—me dirigí hacia él y le rodeé la cintura con un brazo, con este gesto me miró algo más aliviado.

—No, nunca he hecho uno.—respondió intentando no sonar muy borde.

David nos estuvo explicando algunas técnicas sencillas para hacer unos graffitis chulos antes de llegar al hospital.

Él, mi Profesor. (Parte 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora