Parte 1: Acoso escolar, maestros y familia

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1995, aproximadamente

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1995, aproximadamente. Nací en 1993. Yo con el "tapadito" rojo en la entrada de casa.

¡Hola! Me llamo Andrea y en estos siguientes fragmentos voy a hablarte un poco sobre cómo fue mi época en los años de la escuela primaria.

Desde que tengo memoria siempre fui diferente a todos  mis compañeros. No sé porque no podía integrarme ni sabía cómo porque cuando iba a jugar con ellos, me dejaban de lado. Desde el jardín en sí. Luego en los primeros años hasta el tercero de la primaria, cuando a una chica se le ocurrió que por mi pelo corto y flequillo -cómo cortaban el pelo en la década del 90- me empezó a decir "Betti, la fea".

Hoy veo esas fotos de cuando era niña y pienso que era linda, así que tal vez  era por eso mismo, de ese flequillo, que me decían así?

Puede ser que fuera diferente a por cómo me habían criado y entonces no sabía como integrarme o relacionarme. Hoy, a mis casi 31 años de edad, todavía me sigue ocurriendo pero es más por gusto que por no saber. Sufría mucho de  niña porque no tenía amigos y los que eran, me fallaban o -traicionaban- por decirlo de alguna manera. De pronto me hacían la -broma- de dejarme sola o de pronto me decían -no te queremos más- de la nada. 

Es algo que debía tener, como mi carácter pasivo, tímido y que no me gustaba jugar a lo bruto, o que vestía distinto a ellas con ropa de segunda mano. Pero algo era que siempre llevaba a todos tratarme de esa forma. 

Actualmente me pasa con compañeros de trabajo, me pasó con el instituto donde estudié Comunicación Social para periodismo -abandoné en tercero y seguí rumbo con mi ex novio para hacer otra infinidad de cosas- Me pasa hoy con algunos compañeros del cuartel de bomberos. Soy mucho más sociable y segura de mí misma en lo que quiero y busco, pero algo en mí hace que algunos directamente me odien  sin conocerme. 

Pocos han sido los que se atrevieron a acercarme para ser claros y decirme que me odiaban de la nada, pero que les caí bien en cuanto me conocieron. Yo no ruego amistad ni nada, pero sé que si hoy caigo mal a algunos y que tampoco me caen, no me esfuerzo en entenderlos. Con mi edad, no estoy para esas cosas de "si tenés algún problema, decímelo a la cara" porque pienso que lo mejor es que vengan directamente ellos y sino, no me importa mucho. También, no me gusta estarme preocupando por cosas cuando tengo mis propios problemas. 


En fin, me fui por las ramas. 

Lo malo de mi niñez es que los mismos maestros no hacían mucho para fomentar el compañerismo. A veces me mandaban a jugar con un grupo e integrarme. Entonces, toda inocente iba y ellos me rechazaban. Volvía con mis maestros a decirles y se enojaban pero nadie les decía a los otros niños que me integraran a mí. 

En casa, mis padres tampoco hacían caso de que no me gustaba el jardín en ese entonces -5 años de edad. Mi papá siempre me levantaba entre las 6 y 7 horas de la mañana y preparaba una taza de leche en polvo -que quedaba en grumos y terminaba por vomitar del asco. Encima se enojaba y me gritaba. Hasta hoy me da asco los grupos y creo que eso puede pasarles a mucho, ¿No?. 

También me pasaba que en casa, mi mamá tenía esquizofrenia y mi papá, era agresivo y de la vieja escuela. Tenía caprichos y demás. Hace pocos meses me enteré por un vecino que cuando él era joven era un buen tipo hasta que una mujer lo engatuzó y luego lo hicieron meter preso por supuesto acoso. Ese vecino no cree que haya pasado eso pero que el tiempo de cárcel fue lo que lo cambió. 

Todavía no sé como mi mamá y mi papá siempre siguieron juntos pero es que la mentalidad de ambos era muy de -la vieja escuela- algo que me impusieron y pensaba hasta mis dieciséis años. Ella siempre decía que lo odiaba, que era malo, desde que yo tengo memoria. Ella me hacía ponerme en su contra y también, me pegaba o retaba de la nada. Siendo muy niña, me decía que era una puta, o que era una desagradecida y que me gustaba mi papá. Esas cosas que se le pasaban por la cabeza en sus ocurrencias de su problema de salud mental. 

Siempre, cada quince o treinta días teníamos que viajar lejos para su cita con un psiquiatra. A veces ella no tomaba bien la medicación y mi papá no lo podía controlar, así que cuando su agresividad era fuerte, mi papá la hacía internar. 

¿Cómo sucedía eso? En un hecho violento de casa donde mi papá no la soportaba y ella tampoco a él. Se pegaban muy feo y hacían sangrar. Yo me encerraba en mi pieza a llorar y de pronto venía la policía, alertada por los vecinos. Los ruidos de los choques con las paredes, muebles y el suelo eran algo que hasta el  día de oí me acuerdo y me da escalofríos. Sé que hay situaciones donde la violencia llega a peor, pero ellos se rasguñaban o daban cachetadas. Luego mi mamá era quien sacaba un cuchillo o un palo o un rastrillo para hacerle daño a él. Entonces, la policía llegaba y la victima siempre era mi papá. 

Mi mamá podía quedar internada de  dos meses a seis y en esto, mi papá es cuando era más violento conmigo y la piba a la que debo llamar mi hermana. Mejor, le voy a poner -María-. El hecho, actualmente, no hace que quiera llamarla como -hermana- porque duele todo lo que ella hizo junto a mi tía -hermana de mi mamá- para hacer que mis padres ni siquiera me quisieran dar un abrazo y la vivieran defendiendo a ella mientras la tenían como reina. El favoritismo hacía que se fijaran en ella y si no necesitaba ayuda en algo, o hablarle, envidiaban o no me apoyaban si hacía un curso, o algún logro, etcétera. 


A ver, hay pocos momentos buenos que recuerdo de ellos y los atesoro pero cuando María aparece en esto, todo queda en amargura y dolor. 

Ella tiene dos años menos que yo pero creo que nunca pudo hacerse valer por sí misma porque mis padres la tenían como si siempre tuviera dos años y ella, se acostumbró y se quedó así. Pudo ser otra persona y que era motivo de discusión con mis padres porque ella no salía a formarse una vida. Nunca aprendió que el sentido común era que lo que hacían mis padres no era lo correcto. Le gustaba pasársela en vídeos juegos de la PC y allí se quedaba, pero si tenía  que pelear o discutir porque yo me metía en su vida, para eso sí era avivada. Más, el que la defendieran mis padres, ellos me decían -andate vos de la casa- porque a ella nunca le dijeron nada de eso. 

Hay mucha historia de todo pero en esta parte, solo quise tocar lo que era el acoso escolar, maestros y familia. Voy a seguir explayándome en los siguientes capítulos.  



Fragmentos de una vida algo caótica y con momentos muy épicosWhere stories live. Discover now