18.1- ESPECIAL DE SAN VALENTIN

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Bésame con el fuego de los dioses.

—No sé quién de todos ha sido más terco hoy..

El lamento de Harry apenas fue un susurro. La madrugada estaba en su plenitud, el palacio estaba lleno de sombras furtivas y el sigiloso andar de los guardias. Balgair lo escoltó desde la alcoba de Aurora hasta sus propios aposentos. La heredera Malik había estado especialmente intranquila luego de la celebración de su nacimiento ese día. Ni sus cuidadoras, Balthazar o Louis la habían podido consolar. Harry tuvo que pasar una hora caminando con ella por la habitación hasta que por fin se quedó dormida.

Aunado a eso, Ashton también se vio indispuesto antes de la celebración, relevando los cuidados de Anne a Lady Johannah y a Cara cuando ambas podían acomodar sus apretados compromisos.

Esa madrugada todos estaban indispuestos de alguna manera. La cuna de Anne estaba en la alcoba del matrimonio Tomlinson, y siguiendo los pasos de Aurora la pequeña Anne también se rehusó con vehemente determinación a dormir en su propio lecho. Había llorado tanto que incluso Tommo se escabulló a los jardines del palacio y prefirió pasar la noche fuera.

En la oscuridad de su dormitorio observó la silueta de Louis, sentado contra el cabecero de la cama, con Anne en brazos pero definitivamente dormido tal y como la niña.

—Lou... Lou, dijiste que estarías despierto —susurró, temeroso de perturbar el silencioso estado de Anne—. Te dije que no podías quedarte dormido con...

Desde que había escuchado de las madres en la corte todos los posibles accidentes que podía sufrir un infante, incluso a causa de sus propios padres, decidió tener extrema precaución en torno a Anne.

—Estoy.. despierto —balbuceó el príncipe, apenas frunciendo las cejas. Respiró profundo e intentó parpadear para definir la silueta de Harry en la oscuridad.

Harry se levantó de la cama para avivar la llama de la lámpara de la mesita y luego volvió a su asiento.

—Dame a Anne, me encargaré de dejarla en la cuna —susurró, cuidadoso de no alterar el delicado sueño de la niña. Con mucha suerte podría dejarla en el lecho y dormir hasta que se despertara para comer. Extendió los brazos hacia Louis pero no recibió respuesta.

Louis negó suavemente con la cabeza y sostuvo con más firmeza el cuerpo de la bebé contra el pecho.

—No, ella está bien aquí —murmuró lentamente, con la voz envuelta por el agotamiento y quizá algo de sed.

—Louis... —suspiró, apoyando una mano sobre el muslo del príncipe. Chasqueó la lengua y miró a su esposo con cansancio.

—Ella quiere estar aquí, no en la cuna —rebatió, frotando con su barbilla los suaves cabellos de Anne.

Su hija lucía ciertamente cómoda donde estaba. Recostada con total osadía sobre el pecho de Louis, descansando su cabecita sobre el hombro de éste. Uno de sus puños estaba cerrado sobre la camisa de Louis y cada tanto tiempo tomaba un largo respiro y frotaba su nariz contra el cuello de Louis.

—¿No lo quiere ella o no lo quieres tú? —preguntó sin poder evitar sonreír ante la imagen de Louis luchando con el agotamiento.

Harry no era ignorante de cuánto aprovechaba Louis cada instante con Anne, ofreciéndose a sostenerla siempre que podía o incluso velar por su sueño algunas noches. Cuando estaban juntos sus esencias se mezclaban con armonía y era notable que Anne reconocía y adoraba estar con su padre. Siempre respondía al sonido de su voz o su esencia y sus berrinches eran rápidamente calmados por el alfa.

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