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Noche de cita

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Pasaba un día bastante aburrido.

Como de costumbre, la florería estaba abierta y el clima era muy cálido y agradable... Pero el ambiente a su alrededor había estado demasiado tranquilo para su propio bien.

Tal vez sea porque Yuta ha dejado de venir, quién sabe. Es decir, ya le había mencionado que estaría fuera por motivos de trabajo, pero ya ha pasado más de una semana...

No ha venido.

No lo ha contactado.

La fecha del contrato, lunes, ya pasó también.

De alguna manera, cuando piensa en Yuta, que estaba gruñendo para conseguir su atención, diciéndole que definitivamente lo haría dos días seguidos la próxima vez que estuvieran juntos, se sentía emocionado...

Mark suspiró y se sostuvo la cabeza.

—Ya sabías que la daga que tenía el guardaespaldas era una balística, ¿verdad?

De repente, la pregunta de Yuta vino a su mente.

El sábado pasado, después de la fiesta de cumpleaños de Nana, Yuta se ofreció a llevarlo a su casa... Esta fue una pregunta que Yuta arrojó cuando estaban en el auto.

Mark silenciosamente volvió su atención a él.

—Es que hay... muchos programas interesantes en la televisión cuando no puedo dormir.

—Sí, televisión.

—Era un programa que hablaba de armas, una por una. Comparaban y analizan su rendimiento y te sacan una breve explicación histórica también. No sé, deberías verlo algunas vez.

—Ujum...

Yuta estaba observando la tableta que tenía en las rodillas mientras que Mark, de un modo más que nervioso, miraba el paisaje que se pintaba afuera de su ventana.

Se dio cuenta de su reflejo.

Rascó su cuello.

—Dios, me dejaste las marcas de tus dientes por todos lados.

Cuando le lanzó esta oración, todavía mirando por la ventana oscura, Yuta finalmente levantó la cabeza y se dirigió a Mark.

—¿Y eso es algo malo?

Mark giró un poco también. El hombre ya había puesto su tableta acomodada en el asiento y luego dejó la barbilla recargada en su mano. Su corazón se tensa gracias a sus inmensos ojos color azul prusiano que no dejan de mirarle fijamente.

Mark respira hondo.

—¿Qué?

—Te he marcado como mío.

Entonces Yuta extendió la mano y tocó un poco el cuello de Mark  Le acarició, luego corrió los dedos hasta tocar también su nuca y buscó a ciegas las marcas de sus dientes... Fue solo un momento pequeño, pero los hombros de Mark se endurecieron debido al movimiento tan pausado.

Le jaló la cabeza hacia adelante, hasta dejarle la parte superior del cuerpo inclinada y las orejas expuestas.

Yuta se inclina también, para besarle el cabello.

—Mark. ¿Por qué todavía no lo sabes?

Cuando lo miró, su aliento cayó irremediablemente sobre su nariz y en sus labios... Mark quiere cerrar los ojos para dejarse derretir sobre su palma, pero como en otras ocasiones, trató de soportar y lo enfrentó:

Dear, Nana || YumarkWhere stories live. Discover now