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Noche de cita

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Sus párpados estaban pesados. Le llevó bastante tiempo despertarse...

Mark, quien se tomó el tiempo necesario para abrir los ojos, miró a la distancia y se dio cuenta de que había una luz brillante fuera de la ventana. Es extraño. El cuarto estaba quieto... Pero allí estaba Yuta, dormido a su lado. Suspira, con las pestañas doradas revoloteando de vez en cuando debido a un sueño. Igual a si fuera un niño pequeño.

Sin embargo, el pensamiento dulce se alejó de inmediato de su cabeza cuando fue golpeado por un dolor terriblemente espantoso. Su cuello crujía, sus extremidades estaban tan pesadas como una barra de metal. El estómago le duele como si se lo hubiesen exprimido...

Mark, que no había experimentado algo tan duro como esto en los últimos años, se deja caer de nuevo y se abrazó el abdomen. Solloza, exhala un largo suspiro y finalmente, logra acomodarse en una posición medianamente tranquila. La espalda lo está matando así que trata de recordar. Estaba llorando en el baño, empapado en las feromonas alfa que Yuta aventaba. Gimiendo continuamente. Temblando de placer, rogando para que siguiera volviéndolo loco.

—Oh...

Se siente avergonzado. Cierra la boca y trata de tragarse un grito de frustración. ¡Maldita sea! Que ridículo. ¿Qué pasó y cómo fue que sucedió? Una nueva maldición fluyó de la garganta de Mark, que estaba parpadeando de consternación y rabia... en ese momento, sin embargo, unos brazos duros envuelven la cintura de Mark. Estaba tan perdido en sus pensamientos que definitivamente no era algo que esperara.

Gritó.

—¿Qué pasa, cariño? Si te despiertas antes que yo, entonces deberías darme un beso y decirme: "Buenos días".

La voz, todavía adormilada, le hizo cosquillas en la oreja... Mark estaba rígido y no dijo nada. Entonces Yuta tira de Mark mientras le envuelve los brazos alrededor de la cintura. Estaba desnudo, así que sintió el pecho de Yuta pegado justo en su espalda. Le besó la nuca y besó su cabeza también, muy suavemente.

Estaba muy feliz de tener a Mark entre sus brazos así que se dedicó a apreciar el momento por un buen rato.

La piel que lo toca, es muy cálida.

—¿No es suficiente con estar a tu lado?

Su voz también era bastante perezosa. Mark tenía la garganta bastante seca y no se había dado cuenta de esto hasta que habló. Al contrario de Yuta, quien parecía estar bastante bien, él tenía un sentimiento cercano a estar nervioso y querer morir.

—¿No es hora de volver?

En el momento en que escupe estás palabras, descubre que el dedo meñique del hombre ya está descansando en la punta de sus labios. Tal vez está tan preocupado como él por lo extraño que suena... ¿Cuánto lloró y gritó? ¿Fue tanto como para hacer que su voz llegara a este punto?

—¿Todo bien?

—Está bien. ¿Y tú? Llegaste ayer de Italia así que deberías estar descansando.

—¿Ayer? —la risa risueña de Yuta se dispersó a sus espaldas.— Mark, ¿Cuánto crees que llevamos aquí?

—¿Qué...?

—No fue ayer. Han pasado dos días.

Mark no pudo ocultar su expresión de sorpresa y abrió mucho los ojos. Lo miró de frente... Parecía una mentira.

¿No fue anoche? Fue anoche, ¿verdad? ¿O no? ¿Es eso posible? ¿Tanto tiempo? ¡¿Cómo fue, qué pasó?!

—Todo este tiempo... ¿Estás diciendo que he estado contigo haciendo...?

Dear, Nana || YumarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora