Primerizo

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No sabía a quién acudir, no podía llegar a su casa con un bebé en brazos, no sabiendo el infierno que le esperaría si hiciera eso. Por suerte ese mismo día había sacado algo de plata a su madrastra, tenía la intención de comprar cigarrillos pero, el chico lloraba, está vez era por hambre.

Tenia suficiente dinero para comprar un paquete de pañales, un biberón, y la leche para el bebé. Entró al minimercado, ya era de noche por lo cual había apenas una que otra persona ahí dentro. Tomo un paquete de pañales, unas toallitas humedas de tamaño pequeño, el biberón más barato que había, y la leche para el bebé.

- ¿Puedo preparará aquí el biberón? - pregunto al pasar los productos, el cajero asintió señalando un dispensador de agua.

Antes de darle de comer necesitaba cambiarlo, entro a los baños del lugar y puso al infante sobre la mesa del lavabo.

- Ay demonios, ¿ahora como te cambio? - pregunto el alemán sin esperar respuesta del infante - no tengo tan siquiera un celular para poder mirar, al demonio, me las ingeniare ¿vas a cooperar?

El bebé sólo veía al mayor con curiosidad. Second levantó con bastante cuidado ambas piernas del infante, retiro el pañal y lo dejo a un lado, tomo las toallitas húmedas limpiando su traserito, luego que estuviera limpio procedió a poner el pañal, rogaba que halla elegido la talla que era, no quería que le quedara muy apretado o muy suelto. Para su suerte, era la talla correcta, desecho las toallas y el pañal sucios, se lavo las manos y salió nuevamente con el bebé envuelto en su chaqueta.

- Bueno, no fue malo ¿verdad? Creí que empezarias a llorar y a moverte, eres un bebé muy educado

Por un momento se sintió idiota por estarle hablando a un bebé como si este le entendiera o como si le fuera a responder, pero este lo observaba detenidamente, al parecer le daba bastante curiosidad. Ahora, lo más feo ya había pasado, pero tenía otro problema ¿a que temperatura se le debía dar el biberón a un bebé?

Miro a todos los lados, le daba vergüenza preguntar pero no tenía de otra. No muy lejos de el vio a una anciana haciendo las compras así que decidió preguntarle.

- Umm... disculpe ¿Usted sabe como se debe preparar un biberón?

La abuelita lo observo con una sonrisa, era un jovensito bastante apuesto, lastima los moretones en la cara.

- Claro hijito, venga yo le enseño. Primero la temperatura no debe ser ni muy fría ni muy caliente, la temperatura ambiente ya es muy fría así que toca mitad fría mitad caliente, le hechas tres cucharadas de la leche y revuelves, si no estas seguro de la temperatura hecha unas gotas en tu mano y si las sientes caliente le hechas más agua. Nada de agua de la llave, eso les hará daño y tendrás que correr al hospital

El alemán observaba como la abuela hacia eso, luego de estar preparado le entrego el biberón.

- Recuestalo sobre tu brazo y con el otro le das el biberón, tranquilo, con confianza.

Le temblaban las extremidades para hacerlo, pero de alguna manera lo logró. El bebé tomaba del biberón con rapidez, vaya que tenía hambre. La abuela se despidió con la mano deseándole suerte al joven. Second se sentó en una de las sillas frente a la ventana, detallando un poco más al infante; tenía unos hermosos ojos, uno de ellos era color rojo, mientras que el otro era negro. Ahora que lo piensa, el bebé no tiene nombre.

- ¿debería de ponerte nombre? En cualquier momento tendré que entregarte a algún lugar para que cuiden de ti

Decir eso dolió más de lo que le hubiera gustado, si quería quedarse con el pero primero debía de conseguir dinero para mantenerlo. Y segundo estaba muy pequeño para dejarlo en casa, a estas alturas no sabía bien qué debía de hacer.

Entre las ramas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora