Cobalto y Carmesí: Un Romance en Contraste. (Spartor)

El Peso de los Demonios Internos

El viernes, el último día de la semana, despertó con la promesa de un día lleno de posibilidades y la anticipación del merecido descanso del fin de semana para Raptor. Mientras se sentaba a desayunar, el sonido de los pasos de su tío Numa resonó en la casa, anunciando su presencia. Numa, con su típica seriedad matutina, le recordó a Raptor sobre la comida dejada en la nevera y le instó a apurarse para no llegar tarde a la escuela. Raptor asintió con un gesto de cabeza, agradeciendo la atención de su tío antes de concentrarse en su desayuno.

La luz del sol comenzaba a filtrarse tímidamente por las cortinas mientras Raptor salía de casa y se dirigía hacia la parada del transporte público. La calle estaba tranquila, con la brisa matutina acariciando su rostro mientras esperaba el autobús. A diferencia del día anterior, cuando la presencia del misterioso joven de capucha azul lo había dejado desconcertado, hoy el viaje transcurrió sin incidentes. La curiosidad por el joven se apoderó brevemente de Raptor, pero pronto se disipó cuando el autobús se detuvo frente a él, anunciando su llegada a destino.

Al bajar del autobús, Raptor se encontró con el bullicio habitual de la entrada de la escuela. Los estudiantes se apresuraban a sus salones de clase, intercambiando saludos y conversaciones animadas mientras el día comenzaba a cobrar vida. Raptor se unió al flujo de estudiantes con determinación, con la mente puesta en el día que tenía por delante y las oportunidades que esperaba aprovechar.

Al entrar al edificio escolar, el zumbido de las conversaciones llenó el aire, mezclado con el sonido de las campanas que marcaban el inicio de las clases. Raptor avanzó por los pasillos con paso seguro, saludando a amigos y conocidos mientras se dirigía a su aula. La emoción del fin de semana se reflejaba en su rostro, y su mente estaba llena de planes y expectativas para los próximos días.

Finalmente, llegó a su salón de clases y se sentó en su asiento habitual, listo para enfrentar los desafíos del día. Aunque la curiosidad por el joven de capucha azul aún lo rondaba, Raptor decidió dejar de lado ese pensamiento por el momento y concentrarse en las lecciones que tenía por delante. Con determinación y optimismo, esperaba ansioso el inicio de otro día en la escuela, sabiendo que cada momento sería una oportunidad para aprender y crecer.

Las horas transcurrían lentamente en el aula mientras Raptor y Martu charlaban animadamente, aprovechando la inesperada hora libre. La ausencia del profesor había sido recibida con alivio por parte de los estudiantes, quienes aprovechaban el tiempo extra para relajarse y socializar. El murmullo de las conversaciones llenaba el aire, creando una atmósfera relajada y despreocupada.

Martu, siempre curiosa y perspicaz, sacó a relucir el tema del misterioso chico de capucha azul que había captado la atención de Raptor en días anteriores. Con un brillo travieso en los ojos, le mencionó que había logrado averiguar su nombre y algunos detalles sobre su vida personal.

"Te acuerdas del chico con capucha azul, ¿no?" preguntó Martu, buscando confirmación en la expresión de Raptor, quien asintió con interés, mostrando su intriga por el tema.

"Resulta que descubrí su nombre y que al parecer tiene una novia", continuó Martu, compartiendo la información que había descubierto. Raptor levantó una ceja con curiosidad, intrigado por los detalles que Martu había logrado reunir sobre el enigmático chico.

"Me genera miedo al imaginarme tus métodos para obtener esa información", bromeó Raptor, aunque en el fondo estaba impresionado por la habilidad de Martu para indagar en los asuntos de los demás.

"¡Ja! No seas así, conejo", respondió Martu con una risita traviesa, disfrutando del intercambio de bromas con su amigo. "Pero en serio, el chico se llama Sparta, y su novia se llama Andrea. Además, hoy no tuvieron clases", agregó, captando aún más la atención de Raptor.