Un tiburón y una araña

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-Gracias por recibirme tan temprano amiga mía, por cierto, que alegría volver a vernos-

-Cielos, luces terrible-

-Eh?- La vio sorprendido pues pensó que Carmila no notaría el cansancio que traía.

-Bueno, tus ojeras se notan más de lo que crees-

-Jaja... Todo es mi culpa-

-Vaya, pocas son las veces que te he visto en este estado Zestial- Le acercó una taza de té, -Primero, no se que pasó pero no creo que haya sido todo tú culpa y segundo, lo que sea que haya sucedido te está afectando más de lo que admites, cierto?-

-Pff claro que no amiga mía- Le contesto algo apenado y nervioso pues eso era realmente lo que le sucedía pero era muy orgulloso como para aceptarlo.

Le dedico una sonrisa paciente, pues sabía cómo era su amigo y que no aceptaría la verdad a pesar de que tener pruebas.

-Lo lamento, cambiemos de tema, ejem algún problema que te haya surgido últimamente?-

-Pues hay un comprador de armas angelicales que no llegó el día acordado de entrega- Si Zestial no planeaba desahogarse ahora entonces era más grave de lo que pensaba así que tenía que distraerlo.

-Tienes razón, recuerdo vagamente que me platicaste sobre esto, de dónde se hizo la compra del pedido?- Sacudió la cabeza antes de hablar, rayos Pentius no dejaba de estar en su cabeza, de nuevo.

-Del círculo de la avaricia- La voz proveniente de una nueva persona en el cuarto que no notaron ocasiono que los dos overlords se sobresaltáran por instinto.

-De dónde rayos saliste?- Cuestionó Carmila algo molesta por el sobresalto que le dio el tiburón presente.

-Oh lamento el susto, me llamo Shilk y me enviaron por el pedido de unas armas angelicales, solo que tuve algunos inconvenientes y no pude venir a recogerlas el día acordado- Habló algo rápido mientras le extendía la mano saludándola.

-Tienes el recibo como prueba?-

-Claro, aquí está- Le extendió su celular con la captura del ticket.

-Esta bien, voy por las armas, espero no tardar mucho- Salió de esa habitación para ir a otra donde se encontraban sus hijas, así las tres fueron por el pedido, pues realmente eran muchas.

Solo estaba la araña y él en el cuarto, pronto el ambiente se volvió algo incómodo, hasta que decidió romper el silencio con una pregunta simple.

-Yyy que tal su día?-

-Pacífico, y el tuyo?-

-Sinceramente, algo atareado- Suspiro pesadamente para que su estómago rugiera, -Jaja lo siento, no desayuné hoy-

-Te diría que es importante hacerlo pero sería irónico viniendo de mi parte ya que tampoco desayuné- Comentó con una leve risa.

-Bueno conozco una nueva cafetería a la cual podríamos ir - A mitad de su frase notó como la araña le daba un sorbo a su té, -Ay lo siento, pero también venden té descuide y ah venden este-

-Mierda como no te diste cuenta de su té- Se interrumpió a si mismo para decir esto mientras ponía una mano en su cara avergonzado.

-No te preocupes tomó de todo, y sobre tu propuesta para ir a desayunar, la acepto- Se puso de pie y arrimando la silla en donde estaba sentando.

ZestiusWhere stories live. Discover now