Capítulo 50: El llamado

420 64 27
                                    



─¡No puedo creer que hasta ese punto llegue su arrogancia! ─como si el portazo no bastara, casi arranca el picaporte al apartarse─. ¿¡Cómo se atreve!?

Lo que empieza siendo un berrinche, se convierte en tan pocos segundos en un discurso repleto de resentimiento a base de su propia indignación. Cassandra maldice, murmura, refunfuña como un gato arisco y mueve de un lado a otro su hoz, su rabieta podría llevarla a arrancarle una extremidad a alguien si se da la ocasión perfecta.

─Y encima tiene la osadía de acercarse como si nada a bailar. Vi sus labios moviéndose, para bailar no necesitas hablar. ¡¿Quién se cree que es?! ─la silla se ve tentadora de destrozar, pero debe controlarse; no es su madre para andar rompiendo muebles con tanta libertad, no los paga ella─. ¡Mentirosa! No tiene palabra para nada y jura que alguien va a creerle luego de todas las idioteces que hizo y dijo. ¡Y madre no hace nada! No ve, no escucha, no actúa. ¡Pobrecilla Bela, hay que dejarla ser porque está triste! ¡Qué desdicha! ¡Dejen que se desquite como quiera! ¡¿Es en serio?! ¿Por qué nadie me escucha en esta casa?

Cassandra vuelve a mirar su hoz; acero brillante y pulido, cortante y afilado como su lengua. No puede resolver nada con eso, necesita mantener la compostura. Y jugar bien, porque en cuestión de autocontrol, Cassandra pierde si tiene que competir contra Bela frente a su propia madre.

─¡¿Qué quería?!

─Hablar ─la respuesta llega rápido, pero es tan distante como la mujer sentada sobre su cama; Reinhart contempla la ventana en silencio, pasando de regañar a la morena por su rabieta.

─¿Pero de qué? ¿Dijo algo malo? ─no hay contestación─. No sé qué estoy diciendo. Por supuesto que fue malo, es Bela. ¿Qué dijo? ¿Ahora qué quería además de fastidiar?

─Solo quería bailar ─lo tranquila que se escucha su voz le hace creer a Cassandra que la mujer no está tan metida en la conversación; mentalmente debe estar en otro sitio─. Y hablar, solo un poco. Nada importante.

Cassandra se mantiene en silencio, lo que escucha no consigue creerlo. ¿Está oyendo bien o es ilusión suya?

─¿No estás molesta porque volvió a buscarte?

─No la vi con esa intención, más bien fue algo ocasional. Vio la oportunidad y se acercó.

─Pero algo debía querer, y si es Bela las dos ya aprendimos que no es algo bueno. ─Tampoco hay respuesta─. ¿Me estás escuchando, Rosemond? ¿Por qué parece que ni siquiera estás aquí?

─¿Lo estoy? ─finalmente obtiene una mirada a cambio─. ¿No tienes más maldiciones que decir? ¿Más puertas que azotar y más cosas que romper?

─Ya te dije que lo del jarrón fue sin querer ─ante la respuesta a su pregunta, Reinhart vuelve a concentrarse en la ventana─. ¿Pasa algo?

─No. ─Todo se siente tan lento, tan estancado; imposible discernir de dónde proviene la frustración y la rabia que muy en el fondo siente, oculta bajo algo que no le permite liberar ni una sola emoción.

Cassandra interpreta la respuesta como una señal de que le conviene calmarse, así que deja la hoz sobre el tocador y avanza con cautela hacia la cama. No sabe hasta qué punto acercarse, o si es posible hacerlo cuando la mujer con la cual habla parece haber puesto un muro. No conoce el porqué en caso de no ser imaginación suya; quizá ser perdonada recientemente no fue suficiente como para retomar lo que tenían con la misma confianza.

─No quieres hablar de esto, ¿verdad? ─toma asiento en el borde del colchón ya reparado─. Ni de Bela, ni del pasado, ni de nada similar.

─No quiero hablar ─Reinhart aparta su vista de la ventana, centrándose en la morena cuya actitud se ve mucho más suavizada─. Tengo demasiado en lo qué pensar.

༺  𝐙𝐖𝐈𝐓𝐓𝐄𝐑 ༻ 🕈︎〚 ᴮᵉˡᵃ ᴰⁱᵐⁱᵗʳᵉˢᶜᵘ ˣ ᴼᶜ 〛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora