𝐗𝐗𝐕. 𝐄𝐋 𝐁𝐀𝐈𝐋𝐄 𝐃𝐄 𝐍𝐀𝐕𝐈𝐃𝐀𝐃.

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Ellis despertó el día de Navidad con más emoción que de costumbre. Susan y Hannah ya estaban despiertas y abriendo sus regalos con ilusión. Ambas saludaron a Ellis alegremente, Ellis sonrió y salió de la cama.

El pequeño montón de regalos que había a los pies de esta le emocionó. Había uno de su madre, dos del tío Ricky y la tía Lizz, uno de Cedric y uno de Harry. Ellis miró el regalo sorprendida, no pensó que Harry le iba a regalar algo.

El regalo de su madre eran unas botas de cuero con tacón alto junto con un vestido negro, Ellis supo que las botas las usaría con frecuencia. Cedric le había dado algunos discos de música muggle. Emily le regaló maquillajes nuevos. La de Harry era una pequeña cadena de plata con una pequeña estrella. Ron le había regalado una caja grande de ranas de chocolate, Hermione le había comprado una cámara fotográfica. Las de Jack y Zack parecían ser cremas faciales. Había un regalo sin etiqueta, contenía una pulsera de plata con pequeñas piedras de rubí y con dificultad se podían distinguir algunos símbolos extraños.

¿Esas son runas?

Ellis miró confundida el último regalo. Curiosamente, se parecía un poco al anillo que su padre le había regalado antes. Era extraño a decir verdad, pero no quiso indagar mucho en ello, así que lo dejó en su mesa de noche.

Ellis se vistió rápidamente, poniéndose unos jeans negros, una blusa negra y un suéter beige que solía pertenecer a Jack. La castaña fue a desayunar, encontrando a Cedric, Zack y Jack en la sala común.

—Por fin bajas —dijo Zack, levantándose de su asiento cuando vio a la castaña bajar— Tengo demasiada hambre.

—¿Qué tanto hacías, solecito? —preguntó Jack confundido.

Ellis no respondió su pregunta, solo sonrió y dijo:

—Que lindos sois, me estaban esperando.

—Lo sé, soy un gran lamebotas —respondió Jack, haciendo reír a Ellis.

—Para que luego digas que no te queremos —agregó Cedric, luego pasó su brazo alrededor de los hombros de Ellis.

—Sí, sí. Ya vámonos, que tengo hambre —dijo Zack, empujando a los tres jóvenes por detrás.

Los cuatro Hufflepuff llegaron juntos al Gran Comedor. Cuando Emily se unió, hubo un intercambio de felicitaciones y agradecimientos entre el grupo. Ellis se alejó del grupo y le sonrió a Harry, quien caminó hacia ella con una amplia sonrisa. Cuando estuvo frente a él, no pudo evitarlo y se acercó a él para abrazarlo, Harry aceptó gustoso.

—Gracias por el regalo, me encantó —dijo Ellis.

—No es nada —contestó Harry, quitándole importancia— El tuyo sí que es un buen regalo.

𝗢'𝗕𝗿𝗶𝗲𝗻₁ ─ 𝗛𝗮𝗿𝗿𝘆 𝗣𝗼𝘁𝘁𝗲𝗿Where stories live. Discover now