8

533 54 3
                                    

Los siguientes días transcurrieron tranquilamente, tenía conversaciones con Louis durante todo el día. Se enviaban mensajes constantemente preguntando  sobre su día, sobre las cosas que harían en el día y cosas así.

El estómago le revoloteaba cada vez que un mensaje de Louis llegaba a su teléfono. Sentía pequeños deja vus de como había sido su relación pasada, pero lo que podía asegurar es que está vez se sentía mejor.

Había recibido diez ramos de bellísimas flores en el transcurso de dos semanas, seis de parte del castaño y cuatro de parte de Andy.

Y hablando del pelinegro, había desbloqueado su número. Se sentía culpable al no querer escuchar a su amigo y decidió invitarlo a su casa para hablar de los asuntos pendientes. Niall le había aconsejado hacerlo para dejar las cosas claras de una vez por todas. Y tenía razón.

La puerta fue tocada, terminó de acomodar los cojines de sus sofás y se acercó a abrir.

—Hola, Andy—saludó sonriendo brevemente.

—Hola, Hazz. Me alegro que me hayas invitado—Harry se hizo a un lado para dejarlo pasar. Cerró la puerta y se giró hacia él.

—Debemos hablar—se encogió de hombros—Ven, siéntate—caminaron hasta la sala y tomaron asiento.

—Antes que nada, déjame disculparme nuevamente por lo que hice hace semanas. No debí hacerlo, estabas pasando por un momento difícil y debí darte tu espacio—hablo cabizbajo.

—No te preocupes, Andy, eso ya pasó—suspiró—Lo que quiero hablar ahora contigo es sobre los obsequios que he estado recibiendo, necesito que pares de hacerlo.

—Harry, te dije que me gustas y quizá... También estoy enamorado de ti y-...

—No, Andy. Jamás te he dado razones para que lo hagas y confundieras las cosas. Somos amigos, eso hemos sido desde hace muchos años.

—Lo sé, pero no pude evitar caer por ti. Y se que puedo darte lo que te mereces—dijo con voz melosa—Te mereces lo mejor, cariño. Y yo lo soy.

Harry parpadeó negando repetidas veces. Andy tenía que estar bromeando ¿Como sabía él que era lo mejor para Harry?

—Andy, sabes que esto no es mutuo. No siento lo mismo por ti y enserio lo lamento. Eres un chico muy dulce... Pero, no puedo corresponder de la manera que quieres—nunca en su corta vida pensó que tendría que estar rechazando los sentimientos de alguien, mucho menos de uno de sus amigos.

—Pero, creí que teníamos una conexión. Nos llevamos muy bien y tenemos muchas cosas en común, nos sentimos bien el uno con el otro ¿Por que no intentarlo?—con entusiasmo se acercó más al rizado y tomo sus manos. Harry no quería hacerlo sentir peor, así que no se alejó—Nos vemos increíbles juntos, tienes todo lo que me gusta y yo sería un perfecto novio para ti ¿No crees que sería lo mejor para los dos?

—No, Andy. No lo creo. Yo...—trago saliva y suspiro con cansancio—No creo que sería lo mejor para los dos, porque no es lo que yo quiero. No te amo Andy, lo siento—alejo sus palmas. Hablo suavemente para hacerlo entender, Harry jamás sería capaz de intentar algo con el pelinegro solo para darle gusto. Solo se harían infelices en una relación donde nada era recíproco.

—Harry, por favor—la puerta fue tocada otra vez, lo que hizo que Harry dejara salir un suspiro de alivio disimuladamente. Se puso de pie y fue a abrir encontrándose con el repartidor que ya conocía.

—Hola, Harry. Esto es para ti, de nuevo—el rizado sonrió agradecido, firmó y recibió el ramo. Esta vez era de rosas rojas y margaritas. Se despidió del chico y cerró la puerta.

Always You Donde viven las historias. Descúbrelo ahora