Capítulo 7: ¿Secreto?

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Saskya Armand.

Poco sé de las profecías, se dice que es poco probable que una profecía se cumpla, no porque no sea posible, si no porque están cambiando constantemente, lo que hace que no sea completamente cierta.

Es por eso que hay pocas criaturas que creen que ellas, pero eso no quita el hecho de que las demás intenten hacerlo.

Desde que se cumplió la profecía sobre la heredera de la luna las criaturas de las siete tierras intentan no darle importancia a las que vienen, todos quieren pasarlas por alto, así que nadie es capaz de confiar en ellas.

—Recuerda lo que hablábamos —dijo Dorian extendiendo el mapa sobre la mesa—, debemos pasar desapercibidos, debes comportarte, así que sí o sí, debes usar un vestido elegante.

Me negué.

Odio esos vestidos, los de antes eran más cómodos, ahora la moda es usar vestidos con un corset apretado, ¿desde cuando es una tortura? somos guerreros, deberíamos ir vestidos como tal.

—Me niego —dije cruzada de brazos—, podría usar un vestido elegante pero que no tenga que ceñir mi cintura, me niego completamente de ponerme esa cosa —señalé el vestido que había traído el día después de que me enseñara la invitación a la ceremonia.

Es un azul vivo, largo, con un sombrero ridículo y un corset que se ajusta hasta tener una buena cintura.

Me niego a sufrir de esa manera.

—Saskya... —dijo haciendo una mueca—, eres muy testaruda, por favor, no te cuesta nada.

—Nunca te has puesto un corset, así que no lo entenderías —murmuré viéndolo—, mira, te propongo que vendamos ese vestido y compremos otro.

Le sonreí coquetamente, él se me quedó viendo mientras alzaba una ceja, ¿les he hablado de lo atractivo que es? Puede que me caiga mal, pero ese demonio es sexy.

—Te aprovechas de la situación, pero no —suspiré y me senté frente a él—, es ese el que debes usar, no podemos arriesgarnos a que nos reconozcan, además, ese te cubre la marca.

En eso tiene razón, ese vestido evita que vean la marca de rebelde.

—Entiendeme, si nos descubren no podré escapar tan rápido por esa cosa —señalé el vestido—, busquemos otro.

Dorian me miró serio, entendí que sería muy difícil convencerlo, solo con ver su ceño fruncido, sus ojos me inspeccionaron, luego miro el mapa del castillo, ¿de donde lo saco? no tengo ni idea, no le gusta revelar sus secretos, menos con alguien que definitivamente, no le cae bien.

—Bien, iremos a una manada que está cerca de aquí, veremos si podemos encontrar algo que sea elegante y que no sea incómodo —siguió mirando el mapa—, debemos tener cuidado, si se dan cuenta de lo que somos, nos mataran.

Por instinto toque la marca que está en la parte baja de mi pecho derecho, es la marca de los rebeldes. Aunque tenga ropa puesta, puedo sentir su relieve.

Me la hicieron cuando tenía diez años en un ritual que según el líder, es necesario para mejorar en base a nuestros poderes.

Nunca le creí, menos cuando el fierro con el sello de los rebeldes me tocó y yo me retorcí hasta que el dolor cesó.

—El líder tiene más espías en esté lugar, ¿verdad? —susurré pero Dorian no respondió—, el silencio es un sí.

Apretó la mandíbula y cerró el pergamino, luego levantó la cabeza y me miró como si yo fuera una metiche, pero no es eso, estoy arriesgando mi pellejo por esté lugar, no sé a qué he venido y Dorian se hace el inocente al no hablar. Solo él sabe cuál es la misión y por más que le he insistido, no ha querido contármelo.

El legado de la Luna. Libro 2. (EN PROCESO)Where stories live. Discover now