Capítulo 20

1.3K 107 4
                                    

Al fin, hoy vuelvo a ver a Enzo. A sentir su perfume, su piel, su presencia, su mirada, su sonrisa, todo. Estoy muy emocionada. 
Obviamente, nadie sabe sobre lo nuestro, solo Vale, por eso, esto va a ser como si Enzo viniera a visitar a Lau como de costumbre. Espero que todo salga bien en el intento de poder estar juntos, pero escondidos. 
Hablamos varias veces más sobre el tema luego de aquella llamada. Charlamos sobre nuestros sentimientos, inseguridades y deseos. Creo que todo está mucho más claro, lo cual agradezco, estuvo muy bien que discutamos sobre todo eso. Obviamente,  fue por videollamadas y chats, ahora todo será muy distinto. No me pongo igual de nerviosa que en persona. 
Cuando estoy con él, es como si todo mi mundo se paralizara, al igual que yo, y solo puedo enfocarme en cada detalle de Enzo. Me encanta. 
Para ir a buscarlo con Lau al aeropuerto, decidí vestir un jean azul tiro bajo y una camisa blanca bien pegada al torso. Obviamente, como ya estamos en abril y el frío ya entró en escena, también llevo una campera puffy marrón y mis borcegos negros.
El día está nublado y una brisa fresca roza cada parte de mi piel, haciendo que se erize. Mientras caminamos hacia las puertas del aeropuerto, Lau llama a Enzo, pero no responde. Según el horario de llegada que nos dio Enzo, se supone que ya está acá desde hace como diez minutos, por lo que ya debe de estar dentro del aeropuerto esperándonos.
Vamos hacia la parte donde se supone que están los pasajeros esperando, pero no lo encontramos. 
–La puta madre, le pregunté a la chica del mostrador y me dijo que ya llegaron hace rato. Este es capaz de irse en un taxi para no joder. Buenudo.
–¿No te atendió?
–No, me salta como si tuviese el celular apagado. Que se yo. Me voy a fijar en aquella parte y en el baño de hombres. Ya vengo.
Lau se va y me siento en una de los banquitos de la sala. Veo gente pasar, jóvenes, viejos, niños, de todo. Cada uno en su mundo, pero en el mismo espacio y escenario. 
Me impresiona y fascina. La perspectiva es completamente diferente. 
Los minutos pasan y decido comprar un café en Starbucks. La fila es larga y aburrida. 
Adelante mío, hay una mamá con su hija, la cual no deja de llorar porque, al parecer, su madre no le ha comprado un juguete que vio en algún local del aeropuerto. 
Me espantan los berrinches de los niños, que se supone que tenés que hacer en esa situación. Todo el mundo te observa con mala cara o con lástima, y literalmente, no hay forma de callarlo sin darle lo que quiere. No entiendo como se debe reaccionar a esto, me aterra. 
–¡¡Dale mamiiiiii!! ¡¡Por favor!!
–Juana basta. Ya le llamo a tu papá si seguís así. 
–¡¡Pero quiero el juguete!! –llora desconsolada. 
No puedo evitar poner cara de espanto y retroceder ante los gritos de la nena. 
Gracias a dios después de unos minutos de espera, me llaman para hacer mi pedido. 
–Anto–dice una de las chicas del mostrador con mi frappuccino en mano. Lo agarro y le sonrío.
–Gracias.
–A vos.
Volteo y le doy un sorbo a mi bebida, mientras cierro los ojos con placer. Me encanta la textura, el olor, el sabor, todo. Es simplemente perfecto. Me detengo para dar otro sorbo. Es necesario para apreciar verdaderamente cada detalle de esta delicia. Termino de tomar para seguir con mi camino, pero me detengo en seco al escucharlo.
–Me había olvidado que te gustaba tanto el frappuccino de vainilla–dice un sujeto sentado frente a mí en una de las mesitas del lugar, con un café frío en mano. Su rostro está adornado con un par de lentes oscuros y una sonrisa burlona. Además, lleva una campera gris oversize y su capucha sobre su cabello, la cual, esconde aún más su identidad. 
Creo que si todas estas personas se enteran que están sentadas a pocos metros de Enzo Vogrincic, el aeropuerto colapsaría. 
–Vaya vaya–digo conteniendo mis ganas de abrazarlo– con que acá se esconde la estrella–digo arrogante. 
Enzo se levanta junto a sus bolsos. Se acerca hacia mí, hasta queda a pocos centímetros de distancia. Me había olvidado de lo alto que es. Literalmente le llego hasta un poco más abajo de los hombros. Me toma por la cintura con fuerza y me presiona hacia él. Roza mi nariz con sus labios suavemente y sonreímos casi al mismo tiempo.
–Hola linda– me dice con una voz ronca y grave. Me estremezco. 
–Hola–digo casi en un susurro. 
Debo ser honesta, mi cabeza solo está pensando en una cosa y no puedo evitarlo. Las ganas de besarlo me están volviendo loca.
–Enzo…–digo con deseo.
Él sonríe arrogante y divertido.
–Shhh. Ya sé, ya sé– Roza mi labio inferior con su pulgar –Yo también quiero, pero no acá.
–No sé si me pueda contener–el sonríe enarcando una ceja.
–Que pervertida Anto–soltamos una risita y lo abrazo con fuerza por su cintura y él acaricia mi espalda suavemente.
Le agarro la mano y salimos juntos de ahí en busca de mi hermano. 
–Perdón si no me encontraban. Se me apagó el celular y no tenía idea de como comunicarme. No me sé ningún número de memoria. 
Pongo los ojos en blanco mientras sonrío.
–Que desastre–digo divertida.
–Un hermoso desastre–dice burlón.
Veo a Lau desesperado, tratando de comunicarse con Enzo. Nos acercamos a él y no tardo en soltar su mano antes de que Lau nos vea. 
–Hola hermanito, acá estoy.
Lau voltea sorprendido y suspira aliviado.
–Hay menos mal boludo. Me mataba mi vieja si no te llevaba a la casa.
Enzo suelta una carcajada y se acerca hacia Lau rápidamente para darle una abrazo y unas palmadas en la espalda.
Al separarse, los ojos de mi hermano encuentras los míos.
–Lo encontraste–dice curvando sus labios hacia abajo mientras asiente–sorprendido de tus habilidades de detective Anto–dice satisfecho.
Yo le sonrío victoriosa.
–¿Qué puedo decir? Talento–Enzo suelta una risita y nos toma a ambos por los hombros mientras caminamos hacia la puerta.

Nos esperan tres grandiosos días…





Chiquisssss

Acá va el capítulo 20!!!!!!
Espero les guste tanto como a mi muchachxssss.

No se olviden de comentar, votar y seguirme.

Gracias por todo el apoyo

Enzo y yo (Enzo Vogrincic)Where stories live. Discover now