Parte uno, August.

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Quererlo fue suficiente

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Quererlo fue suficiente. Para mí lo fue y creo que ese fue el problema. Debí pedir más, debí parar y pensar. Pero cuando veía sus ojos color lavanda mí mundo era lo único que se detenía. Mis manos, mis piernas, mí corazón no lo hacían, no dejaba de moverme hacia él, como si fuera un imán atrayéndome. Desearía poder cambiar mis acciones y haber hecho lo correcto.
Porque a pesar de hacerme el tonto, yo sabía que él le pertenecía a alguien más. Yo solo quería negarlo, ni siquiera le dije que lo sabía. Tal vez quería hacerlo sentir mejor, no quise echarle más culpa, aún sabiendo que el error mayormente lo estaba cometiendo él.
Yo aún recuerdo estar corriendo hacia el, mientras la calidez del sol calentaba mí cuerpo y mí cabello volaba con la brisa del verano. La forma en la que me mirabas… Sentía que te tenía solo para mí. Yo era tu centro, fui tu sol. Y a pesar de que no fue por mucho tiempo, fue lo suficiente para que yo caiga rendido hacia ti. Me volvías loco, me hacías cancelar todo con la idea de que tu ibas a venir a buscarme. Dibujaba siluetas con mis dedos sobre tu espalda, mientras tarareaba melodías. Dormías dándome la espalda al principio pero al final, siempre te dabas la vuelta y me abrazabas. A pesar de saber que probablemente estabas pensando en ella, se sintió lindo tener tus brazos rodeando mí cintura.
Fui yo quien empezó todo, no tengo derecho a estar triste, sin embargo, es difícil no derramar lágrimas cuando recuerdo que no estabas para mí. Estabas a mí lado, es a mí a quien besabas pero aún así no estabas conmigo.
Estabas con ella y ella estaba contigo. Tu corazón nunca fue mio. ¿Porqué el destino fue tan cruel conmigo? Fue el karma tal vez, por estar con el novio de otra chica.
Recuerdo estar en mí auto, sufriendo con la música de la radio invadiendo mis oídos. Había peleado con mí madre ese día. “Sos un vago” ella dijo y yo quería reclamarle, decirle que trabajo, que ya no soy el mismo de antes. Pero no pude.
De pronto, te noto caminando solo en la carretera, te veías molesto. Podía notar celos y frustración en tu mirada y eso me intrigó. Hacía frío así que no me sorprendió verte tiritar. Detuve el auto, abrí la puerta y dije “Sube.”
Yo ya te conocía, de lejos, pero sabía tu nombre y tu reputación. Tu me miraste con sorpresa pero luego te vi sonreír inconscientemente.
Nunca supe si sonreíste porque soy lindo o porque hallaste un escape.
Te subiste al auto, dijiste “Sos el que ve los partidos”, refiriéndote a las veces que te he visto jugar cuando habían partidos de fútbol en nuestra escuela. Yo me emocioné pero me limité a asentir.
“Soy Denki.” dije, sin dar mucho más detalle. El no tenía porqué conocer toda mí vida como para pasar el rato conmigo. Lo llevé a un campo con flores que mí familia me llevaba cuando era niño y nos bajamos del auto. Lo vi suspirar con melancolía y no pude evitar preguntar, no podía simplemente quedarme callado y dejarte sin expresar tu tristeza. Pregunté y mencionaste que te habías peleado con tu novia. Yo ya sabía que tenías novia así que no me sorprendí. Todos los conocen después de todo, son algo así como la pareja popular.
Dijiste que ya no sabes si seguirás con ella, me sentí culpable pero a la vez aliviado. Yo solo lo consolé con pocas palabras y después me callé, sin querer cruzar la línea.
Oh, pero yo ya había cruzado aquella línea cuando te dejé subir a mí auto.
No sé cuándo aparecieron los besos, las caricias, pero sé que no fue en el primer día que hablamos. Tal vez en el segundo o en el tercero. No lo sé, tal vez simplemente no lo anoté porque estaba tan perdido en su atención que perdí la memoria, centrándome en el presente.
Aún recuerdo como me ponía nervioso al quitarme la ropa bajo tu mirada. Nunca me sentí atractivo, sé que yo soy delgado y mis ojos son decentemente lindos, pero… sentía que debía ser perfecto. Y cuando susurraste “Eres lindo cuando estás nervioso.” me derretí sobre la cama, soltando un suave suspiro liberador.
Podía hablar, podía reír, podía ser yo mismo a su lado, no tenía vergüenza, me sentía especial. Y se que yo no era a quien iba a elegir pero con solo estar con él un mes era suficiente.
Quererlo era suficiente.
Deseaba que su amor fuera real y no una simple aventura.
Tu me ocultabas de los demás, me dí cuenta de eso, no soy ciego. Sabía que la única forma para verme era detrás del centro comercial o en el bosque, solos. Aunque era extraño porque querías esconderte pero cuando estabas conmigo no eras consciente de tus alrededores. Me mirabas solo a mí. Tu mirada era tan intensa que me daba calidez en mí rostro.
“Brillas como el sol.” Me dijiste. Pero no era cierto, yo no brillaba solo, yo no brillaba como el sol, yo brillaba porque me mirabas. Porque te reías de mis balbuceos y tomabas mí mano cuando caminábamos por el bosque.
Miento si digo que estaba solo antes de encontrarme con él. Yo tengo amigos, tengo gente a mí al rededor a la cual le importo. Soy yo quien se alejó de ellos solo para estar con él. Cancelaba los planes, creyendo que me iba a mandar un mísero mensaje.
Cuando el mes terminó y volvimos a la escuela, no me volviste a hablar. Ni siquiera me miraste, solo seguiste caminando. Te vi buscando a tu novia, te vi preguntando por ella y ponerte nervioso cuando el rumor se esparció. No era un rumor, era verdad, pero nadie cree lo que dice Mina a la primera. Mucho menos Ochako.
Perdóname, Ochako, fui débil, tuve que dejarlo en la carretera, tuve que ignorarlo y no dejarme ceder por la belleza de su sonrisa. Tuve que ignorar sus palabras, su risa. Tuve que ignorar. Y ahora tu corazón duele por la traición y el mío duele por la frialdad que siento al no tenerlo a mí lado. Perdóname. Yo debería hablarte, debería ser valiente y enfrentar la situación. Disculparme y alejarme.
Pero una parte de mí no se arrepiente de haber besado a Hitoshi. No me arrepiento de haber dejado mí ropa en el suelo, no me arrepiento de correr hacia el en aquel mágico bosque el cual perdió su magia el día que él terminó las cosas. Porque el me dijo “No podemos estar juntos, lo siento.” Y yo lloré.
No frente a él, claro. Cuando él me lo dijo, yo sonreí con un toque de tristeza y solo asentí, sabiendo que iba a terminar así. Pero yo soñaba con ser elegido por el, ser su sol y aquel que lo acompañe por las noches.
Cuando finalmente se confirmó el rumor, Ochako solo me miró. No había odio, no había celos o bronca en sus ojos. Solo tristeza y rendición.
Cómo si Hitoshi fuera mío. Pero no lo es, Ochako, Hitoshi ya no se acerca a mí, no me habla, no me mira.
Ochako, Hitoshi no me quiere a mí y por más que me duela decirlo; No merezco que me quiera.
Porque a mí solo me quiso en Agosto y así se quedó.

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𝐓𝐡𝐞 𝐭𝐨𝐫𝐭𝐮𝐫𝐞 𝐨𝐟 𝐀𝐮𝐠𝐮𝐬𝐭. | Shinchako, ShinKami.Where stories live. Discover now