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Narrador omnisciente.
→ 3 MESES HABÍAN pasado, en los cuales la pregunta que rondaba en la mente de Amelia y Danilo es ¿Hasta donde llegarían por amor? La respuesta era simple, al menos para Danilo, quien se había imaginado varios escenarios en dónde salvaba la vida de Amelia, algo que estaba dispuesto a cumplir si se hiciese realidad una situación como tal.
Mientras que Amelia, literalmente había matado a alguien con tal de que Danilo no cayera en cana, aunque no era el único motivo a su acción, era uno de esos.
Amelia creía que se estaba volviendo loca, el sentimiento era tan fuerte que se apropiaba de ella, de su forma de actuar, tan impulsiva con tal de ver a Danilo bien.
— ¡Gol! — salto de alegría Lia, mientras veía a Danilo dedicarle aquel gol. Estaban en un partido muy importante, Danilo los estaba paseando a todos como siempre.
Pero toda alegría se esfumó al ver una chica que miraba de una manera no tan linda a su novio. — ¿Cómo se llama? Está re bueno. — Amelia tenía que controlar sus celos e impulsos para no lanzarse encima de ella a agarrarla de los pelos.
— Es el novio de ella, volá. — dijo Guadalupe, que se encontraba a su lado. Se había convertido en una buena amiga, además de que cuando estaba por perderse en lo malo ella solía volver a ponerle los pies sobre la tierra.
— ¡Ay! Perdona, es que como..cómo que dejas mucho por desear y no sé, raro que se fije en vos estando tan bueno. — Amelia se dió vuelta a verla con una sonrisa sarcástica.
— ¿Y te pensas que se va a fijar en una hueca como vos? — vuelve a hablar Guadalupe, agarrando del brazo a Amelia, intentando ponerla atrás de ella. Si algo que había aprendido Guada en esos meses, era no hacer enojar a la Tevez.
— Tomatela de acá pelotuda, ¿o queres ver por que se fijó en mi? — la amenaza no resultó, porque parece que la chica estaba en busca de la muerte.
— Y, seguro que para usarte un rato, porque es la única utilidad que encuentro en vos.— Amelia apretó la mandíbula, su puño estaba preparado para pegarle una piña, pero Guada la tenía agarrada, lo menos que quería era que su amiga armara quilombo y el padre no la dejara salir después.
— Yo la única utilidad que te encuentro a vos, es cagarte a piñas hasta dejarte deforme, mogolica. Ay no perdón, sería horrible que quedes más deforme de lo que estás, con esa cara de estúpida. — antes de que Amelia siguiera hablando, Guadalupe se la llevó. — Que se piensa esa mogolica de mierda, te juro que voy y la reviento a piñas, hija de puta.
— Cálmate Lia, no sirve de nada. Además ella debe tener envidia, vos sos hermosa y te lo viven diciendo, a ella no se lo debe decir ni de onda la mamá.— Guada acaricio el pelo de Lia en un gesto cariñoso.
— Me da bronca, te juro, encima que se piensa diciendo eso de mi novio, pero déjame que yo le voy a dar unos buenos motivos para que me envidie.
Cuando terminó el partido, Amelia vio de reojo como la chica con la que había discutido esperaba al igual que ella, que salga Danilo. En cuanto salió, aquella chica se iba a acercar casi corriendo al jugador, pero Guadalupe la había hecho tropezar haciendo que Amelia llegará antes hacia su novio.
