BABY GIRL |CHAELISA| G!P

3.

—No me hagas daño por favor— lloró sin levantar su mirada hacia mí. —No llores Rosie, tienes que encontrar a tu hermana, no puedes ser tan débil. No, no... —la escuché murmurar en medio de la habitación vacia.

Suspiré abatida por la situación y con calma planteé que hacer.

JISOO.

Desaté mi corbata con duda e ingresé a la habitación, el bulto en el medio de las sábanas me hizo sonreir. La castaña sobre la tarima se habia visto tan sensual que no pude evitar venderle mi alma al diablo con el millón de dolares ue habia pagado.

—Por favor no te cubras, eres mu guapa. Es una tortura para mí.

Se descubrió de las sábanas y por un momento me pareció verla temblar, ignoré los hechos y me acerqué tentada. 

—Eres más guapa de cerca.

—N-no porfavor. Y-yo no... —Volvió el llanto y se abrazó a las sábanas. 

—Tranquila, no voy a hacerte daño Jenie —suspiré acercandome más.

No o iba a negar esa pequeña mujer tenia un atractivo único a sus cortos 19 años. Relamí mis labios y evitando pensar en otro tipo de cosas, hice el esfuerzo de tranquiizar a la joven.

—¡No me toques! —Golpeó mi mano.— Quiero a Rosie —lloró.

—Mira, no te voy a lastimar. Por favor, quiero que en verdad me mires y veas que no sería capaz de lastimarte. —dije. Su rostro empapado en lágrimas se alzó y no pude quedar más asombrada. Los moretones estaban por toda la zona de su cuello. —Tranquila...

LALISA.

—Cree en mi cuando te digo que no te quiero dañar—me quité el protector— Estás a salvo.

Su mirada cayó en mi y pude verla suspirar de alivio. Sus músculos faciales se relajaron y la Vi acomodar los mechones de su cabello de manera nerviosa.

—N-no, n-no eres uno de esos asquerosos hombres...

—Creo que no —Rei— A menos de que me veas con cara de chico— coloque mi mano en mi mandíbula y fruncí el ceño mientras sacaba un poco de labio. —¿Tengo cara de chico?

Su risa llegó a mis oídos y me felicité mentalmente.

—No lo tienes...

—Eso pensé. Salgamos de este lugar, pequeña, estoy segura que debe ser desastroso para ti y las demás personas.

—¿Tú eres mala? La gente aquí lo es.— jugó con su dedo sobre uno de sus brazos que por lo que pude ver estaba lleno de hematomas.

Malditos bastardos.

—Cre que no, bueno. Realmente no me gusta ir en contra de mi moral y ética, así que llegar a este lugar y pagar una fuerte cantidad de dinero con una joven podríamos decir que va a mi lista negra.

—Y-yo... Yo necesito encontrar a mi hermana, nos trajeron a las dos. —Su llanto volvió a florecer.

Mi cabeza estaría explotando por escuchar tanto llanto, aún así me tragué las críticas y conté hasta diez.

Sin esperar otra cosa me acerqué más y rodee su cuerpo entre mis brazos, la sentí hipar en mi pecho y mi camisa contra mi cuerpo ya se sentía húmeda.

—Todo va a estar bien, no estoy segura de que haremos pero te lo aseguro Rosé, todo va a estar bien. Lamento no poder hacer nada

—¿Tú me compraste verdad? Necesito tu ayuda, quiero ver a mi hermana. Necesito saber dónde está, no puedo dejarla sola.

Su llanto no cesó

Fueron veinte minutos dónde esperé que su llanto calmará hasta que cayó dormida sobre mi pecho. Cubriéndola con una manta y colocándome el protector en el rostro. Cargue su pequeño cuerpo sobre mis brazos y con cuidado salí de tal lugar camino a mi coche. Busqué a Jisoo con la mirada y mi alma regresó a mi cuerpo cuando la ví esperándome en el capo.

—¿Está bien? —Pregunto Jisoo y yo asentí.

Quitó el seguro automático del auto y abrí la puerta trasera para dejar a la dormida rubia. Con sorpresa me encontré a la castaña de Jisoo también dormida.

—Se quedó dormida de tanto llorar. —Dijo

—Paso lo mismo. Se siente perturbador ese lugar&cerré la puerta— Rosé tiene hematomas por varias partes de su cuerpo— suspiré —Me encargaré de estos bastardos muy pronto.

—Todo es un crimen organizado, no creo que podamos cambiar algo

Nos miramos con algo de culpa y sin decir palabra subimos al coche para comenzar el camino.

A los 15 minutos dejé a Jisoo en su departamento ayudándola con Jennie y entre pensamientos revueltos volví al haciendo de piloto. Poco tiempo después pude ver la zona de mi casa y estacioné con cuidado para no despertar a la menor.

Al llegar a mi habitación con Rosé en brazos deposité a esta en medio del colchón y fui a buscar ropa limpia para cambiarla. No podía verla con esa lencería y no evitar tener una erección sabiendo que estaba mal de Miles de formas. Cambié la sábana de la cubria y le coloqué con nerviosismo una de mis camisetas de Pikachu y unos boxers nuevos.

La ví removerse inquieta y cuando trate de alejarme su rostro volvió a caer en lágrimas, esta vez dormida.

—¿Por qué no nos quieren? — balbuceo con la voz un tanto quebrada.

Mi corazón latía desenfrenado ante sus palabras del subconsciente. Entonces llené mi cabeza de preguntas, que había pasado con Rosé, que tanto como para llegar a tal lugar del que la saqué.

—No se que te sucedió, pero eso no impide que te prometa cuidar de tí. No pasarás por lo mismo, es una promesa de Lalisa Manobal.

—promesa...

Sonreí ante sus balbuceos y tomando valor me levanté de la cama y la arropé hasta apagar la luz y mirarla dormir nuevamente tranquila.

Necesitaba un trago para procesar lo ocurrido en las últimas horas.

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