La puerta de la azotea estaba un poco oxidada, ya que en muy pocas ocasiones alguien subía allí. Liam tubo que golpearla fuerte con el hombro para que abriera.
- Estaba atascada – confirmó Lucrecia.
- Me imagino que por el clima muy pocas personas se aventuran hasta aquí arriba. – Confirmó Liam, mientras cerraba su abrigo, para luego acomodar el de ella.
Los fuertes vientos provenientes del puerto azotaron el rostro de lucrecia y fue una gran bofetada en el rostro, justo después de haber permanecido calentita dentro del bar.
- Cariño espero que tu sed de historias valga la pena. – espetó Liam – aquí está helando.
- Siiiiii – contestó ella tiritando de frio. – solo quiero descartar algo.
Lucrecia se acercó lo más que pudo al borde y observó el reloj de frente, pero luego se alejó hacia el borde contrario de la edificación.
- ¿Tienes unos binoculares? – preguntó
- Por supuesto que no Lucy. No suelo llevar unos encima.
Ella sonrió ante la tontería de su pregunta. Pero luego lo pensó detenidamente.
- Ya lo sé – expresó.
Lucrecia sacó su teléfono móvil y empezó a tratar de enfocar la cámara, pero parecía que ella quisiera tomar una fotografía muy lejana.
- Cariño, el reloj está del otro lado. – Bromeó Liam.
- Ya lo sé, tonto, pero no me interesa el reloj, sino la dirección hacia donde apunta. Solo que no alcanzo a ponerme a su altura. Me sostendrías para que yo pueda subirme a la barra.
- ¡Por supuesto que no! ¡Santo Dios! Quieres caerte por una estúpida fotografía. – exclamó Liam encolerizado.
- No es por una fotografía cualquiera. Por favor, confía en mi – le pidió mientras dejaba caer todo su peso sobre él y le acariciaba los hombros.
- No me convences.
- Pero solo será un corto tiempo y tú me sostendrás por la cintura. En el momento que notes que me inclino o me mareo me arrastras hacia atrás
Los ojos de Liam se abrieron de espanto mientras se disponía a negarse de nuevo.
- Liam. Si no lo haces tú, se lo pediré a Sam, ella siempre me dice que sí.
- Maldición, tienes razón. Esta loca es capaz de eso y mucho más con tal de obtener una buena fotografía. – confirmó enojado.
- De acuerdo – concordó – Pero máximo 5 minutos y los contabilizaré con cronómetro. Al menor peligro, te arrastró lejos del borde.
- De acuerdo.
El muro que hacía de barra de seguridad, era lo suficientemente alto, como para que a Liam le quedara justo a la altura del pecho. Esto significaba que debía mantener los brazos arriba para sujetarla a ella de la cintura.
Acercaron unas viejas sillas de jardín hacia el borde, y así armar una escalera de 2 escalones entre el borde y el piso de la terraza.
- Bien, ahora, préstame tu teléfono
- ¿Por qué?
- El tuyo es de los nuevos y con una excelente cámara y un montón de cosas tecnológicas. ¡Lo necesito! Es mejor que mi viejo teléfono.
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Destilando Historia *** En Curso***
RomanceLucrecia Riveiro, una chica de 25 años, de corazón puro, que solo vive por y para la historia, historias que la atraen como un imán y que cree como si fuesen de ella misma. Duncan Macleod, un hombre fuerte, arrogante y extremadamente entregado a su...