𝐁𝐚𝐭𝐠𝐢𝐫𝐥 ▭ ¿Una visita podría desatar el caos en su vida? Sí. Visitar a Dick Grayson solamente desato el caos en su vida.
#1 Dick Grayson 02 / 04 / 24.
#1 Titans 02 / 04 /24.
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- Deje de resistirse señor Grayson. - aquella voz femenina nuevamente atormentándolo se oyó. - Deje de negar su naturaleza. - su vista nublosa comenzó a aclararse, aquellas paredes insonorizadas horriblemente blancas y su capa de Robin...
Su traje de Robin.
- No... - gimoteó, susurrando. - No soy esto. - dijo, convenciéndose a sí mismo. Se levantó a tropezones del suelo, su vista aún no se podía aclarar lo suficiente.
- Sí, si lo es señor Grayson. - se volvió a repetir.
- No, no... - susurraba.
Pronto, dos hombres, los mismos que antes entraron se acercaron a él, uno lo inmovilizo y el otro saco uno de esos tubos raros para inyectarle en el cuello, cayó al piso, su mente se quiso nublar pero recordó:
"¡No deben dejarse manipular por ninguna droga!" La voz de Bruce en su entrenamiento junto a Donna cuando eran más jóvenes.
Cómo pudo rodeó el cuello de quién lo inmovilizaba para noquearlo de un golpee,lo empujo cómo pudo, el otro hombre se acercó para derribarlo, pero también lo rodeó del cuello con uno de sus brazos.
- ¡Abran la puerta o le romperé el cuello! - grito, la puerta se abrió con una alarma algo ruidosa, tomó uno de los tubos con drogas para inyectarle en la espalda al tipo. Se levantó cómo pudo del suelo y a tropezones comenzó a correr cómo podía por aquellos pasillos.
Buscaba puertas, pero todas estaban cerradas, con candados en la parte superior y con llave por el cerrojo.
- ¿De quién está huyendo, señor Grayson? - la voz de la doctora se volvió a oír cómo un disco rayado. Volvió a correr a tropezones hacía otra puerta, pero era el mismo resultado.
Su vista nublosa le demostró la espalda encapuchada de una persona, vestía un buzo rojo con jeans negros. La capucha no le permitía ver el rostro de la persona.
- ¡Oye! - llamó, prendiéndose de uno de los barandales laterales que estaban en las paredes. -¡Oye! ¿Puedes ayudarme? - preguntó, con voz cansada. Cómo pudo, aferrándose del barandal se acercó poco a poco a aquella figura hasta poder tomarlo del hombro.
La persona de espaldas volteó para verle con un profundo odio, uno que incluso, a su yo drogado asustaba.
- Cómo... ¿Cómo es posible? - susurró horrorizado al ver a su yo de doce años allí, frente a él, viéndole con odio.
