Donde Omar deja
de controlar sus
demonios internos
al darse cuenta
de todo lo que
estaba dispuesto a hacer
pa' poder llamar
a Chernobyl
"suya".
O donde Chernobyl
descubre qué tan
peligroso podría
ser envolverse
en las redes
de Omar.
••...
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—¿No es un poco apresurado?.—Omar de viró para mirarme, dejó a un lado la cuchara con la que estaba removiendo la masa de hot cakes.—Traerme a tu casa.
—Tu fuiste la que dijo que en público no, que después inventan.
—Es que inventan...
—Estuviste calentándome en el estudio, ¿sigues considerando que inventan?
—Estoy enamorada de mi jevo.
—¿Y me parezco a él?
—Rotundamente no.—dije en bajo.—Son muy diferentes y eso me asusta, pensé que tenía un prototipo con él pero viniste a hacerme cambiar de idea.
—¿Crees que no respetaré el código?
—Bueno, me trajiste hasta aquí, ¿cierto?.—desvió la mirada.—¿Y no andan peleados o porque no le dejaste llevarme a desayunar?
—Te mandas sola, no quisiste ir con él.
—Porque estoy molesta con su actitud.
—¿No te presta atención?
—Exacto.
—¿Eres una nena chiquita o cuánta atención necesitas ah?—se acercó a mi, aún estando sentada en uno de los taburetes tuve que mirar hacia arriba para verlo a los ojos.
—Más, no sé cuánta.—desabrochó el primer botón de mi camisa provocando que se notase el escote.—Los hot cakes.
—¿Tienes hambre?
—No especialmente.
—Sí que estás mordia, ni hambre tenías e igual viniste conmigo.—me encogí de hombros.—Vamos pal jacuzzi.
—wait,¿a cuántas tipas metiste ahí?
—Es mi casa, ¿tas' loca? No traigo a nenas aquí, pero eres la novia de mi pana, mereces un trato mucho mejor.—su tono de burla me hizo reír, caminé por el pasillo delante de él, sentí todo el tiempo su mirada sobre mi pero honestamente no tenía quejas.—Por ahí...—sonreí al verlo.
