눈을봐⠀:⠀Me gustaría poder ver
⠀⠀⠀tus ojos algún día, sólo para
⠀⠀saber si son como el resto de ti. ❞
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Daniel se encuentra ahogándose en mares blancos, pero felizmente seguirá haciéndolo si eso significa que puede s...
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El descubrimiento de sus sentimientos hacia su amigo teñido de rubio fue posiblemente una de las mejores o peores cosas que Daniel podría haberle pasado. Desde que reconoció a la persona que le gusta, la confusión y el malestar que antes le perseguían se redujeron a unos nervios leves plagados de vértigo y palmas anhelantes. Fue casi un alivio tener una explicación para lo que sentiría al verlo, pero ahora se le presentaba un problema totalmente nuevo.
Al ser consciente de sus sentimientos y aceptarlos, le resultaba más difícil no sentarse y admirar al chico durante sus clases juntos, no mirar cuando se quitaba la camiseta en los vestuarios, la piel húmeda ondulando con músculos delgados y hombros anchos golpeados por la fría luz. También era casi imposible no aspirar un poco más fuerte, lo suficiente para oler la colonia de Jay mezclada con el olor de su shampoo.
Daniel apartó la mirada, las cosas se le estaban yendo de las manos. Estaba seguro de que estaba siendo demasiado obvio. Ya había sorprendido varias veces a Zack observándole con una extraña mirada entrecerrada, y bajaba la cabeza mientras toda su cara se ponía roja.
Fue un mes después de su supuesto gran despertar cuando Zack lo retuvo tras la última campana. Por el rabillo del ojo, Daniel pudo ver a Jay dudar antes de irse, observándoles cautelosamente desde la puerta antes de marcharse.
──Oye, ¿Qué estás mirando?──preguntó Zack bruscamente, inclinándose para bloquear la visión del moreno de la puerta y tener toda su atención──Necesito hablar contigo de algo.
La repentina bajada de tono y el rubor que coloreó las orejas de Zack hicieron que Daniel se tensara, hundiéndose aún más en su asiento y observando sin protestar cómo el primero se colocaba sobre su escritorio, con los brazos cruzados sobre el pecho y el ceño fruncido intentando equilibrar la timidez que extrañamente desprendía.
──¿Pasa algo?
Siguió una pausa infinitesimal, Zack poniendo un tobillo sobre el otro antes de hablar.
──Te gusta Jay.
Daniel se puso visiblemente rígido, los iris enlazados con los que le devolvían la mirada con rastros de curiosidad e incertidumbre, pero apoyados en la terquedad. ¿Serviría de algo mentir para salir de la situación, cuando Zack le observaba con tanta intensidad y él ya había empezado a inquietarse?
──Por supuesto que me gusta──Daniel comenzó tan casualmente como pudo reunir bajo presión──Es un buen amigo-
──Sabes que no quise decir eso.
El moreno tragó grueso ¿Por qué tenía pánico? ¿Por qué estaba tan nervioso? Era perfectamente normal estar enamorado, especialmente en el instituto. ¿Era porque Jay era un chico y eso lo convertiría en...? Bueno, no sabía en qué lo convertía, pero definitivamente no era heterosexual. Quizá era eso lo que le asustaba: las reacciones de sus compañeros de clase (no, de sus amigos y de su madre). Puede que su madre no represente tantos problemas, pero no podía decir lo mismo de sus amigos. Tal vez fuera mejor mantener toda esta situación en secreto, rogar a Zack que no difunda la noticia y que no arruine su relación actual con el rubio que tan inocentemente había atrapado su corazón en una caja de cristal segura, sin saber que podía dejarlo escapar de sus dedos y hacerlo añicos.