Capitulo 21

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Hoy día no sentía deseos de hacer nada; había amanecido melancólica. Ya había transcurrido un mes desde la recuperación de Levi, quien regresó a la universidad después de ese período. Lo vi de nuevo, pero parecía no prestarme atención, era invisible para él. Algo me indicaba que quizás lo mejor era mantener la distancia; después de todo, él es mi profesor, y si eligió esta carrera, lo más prudente era evitar acercamientos, aunque doliera profundamente. Ya no importaba.

—Buenas tardes, Hange, cámbiate rápidamente. Hoy recibiremos la visita de otra marca muy conocida, y el jefe vendrá.

—Deberían decirle al jefe que opte por zapatos cómodos en lugar de tacones y faldas tan altas. —Se dirige a cambiarse con mucha pereza.

—¿Qué le sucede? Parece estar más triste. En estos meses, la he notado decaída.

Y sí,  castaña continuaba sumida en una profunda tristeza debido a la pérdida de memoria del amor de su vida. El hombre que le hizo experimentar lo que se conoce como amor verdadero la había olvidado irremediablemente. En la clase de hoy, él no le dedicó mucha atención, y Mikasa insistía en que debía revelar la verdad. Sin embargo, lo mejor era abstenerse, por el bien de ambos y porque así se lo había comprometido al director Erwin.

—Hange, no tenía idea de que trabajas aquí.

—Oh, hola Moblit, sí, llevo tres meses aquí. Es un lugar sumamente refinado, aunque la vestimenta no me convenza del todo.

—Jaja, tranquila, de todas formas, te ves impresionante.

—Muchas gracias, bueno, ¿te encuentras aquí por un vehículo?

—He venido para comprar un nuevo modelo, ¿podrías mostrarme los mejores automóviles modernos?

—Claro, ese es mi labor. Hoy también recibiremos la visita de una empresa muy reconocida aliada con la de mi jefe. Sígueme.

Permanecí exhibiendo los nuevos diseños de camionetas y lujosos automóviles que habían llegado a la empresa. Moblit quedó fascinado con uno de ellos, tanto que lo compró. Lo acompañé a la oficina de pago y volví a salir en mi papel de modelo y asesora de autos. Estuve un buen rato así, hasta que cayó la noche y era hora de regresar a la universidad. Antes de eso, tenía antojo de un ramen.

—Tararara —comienza a tararear una melodía creada por ella—. Listo, ahora sí nos vamos —se observa una vez más en el espejo,  sus hermosos ojos se abrieron al ver la figura de Levi. Detrás de ella, él estaba parado mirándola a través del espejo. Quiso voltear, pero los nervios la paralizaron. Se quitó los lentes y se frotó los ojos, abriéndolos de golpe nuevamente. Esta vez, la figura de Levi ya no estaba.

—Pero, ¿qué diablos fue eso?, carajo estoy  viendo cosas que no son.

—Hange, ten, este muchacho como me dijo que se llama –trata de recordar– ah, Moblit, me dijo que te entregara esta tarjeta, mencionó que era su número.

—Gracias, bueno, ahora sí me voy. Mañana tengo clases. Hasta mañana.

Ay, Moblit, creo saber por qué viniste aquí. Bueno, creo que jamás se dará por vencido. Sé que se siente atraído por mí, pero ya le dije que lo veo como un amigo. No quiero herir sus sentimientos. Siempre ha sido tan amable conmigo. ¿Será que debería contarle mis problemas? Después de todo es bueno escuchando y dando consejos.

—Solo quiero comer fideos y ver una película –diría bostezando– Estaba muy cerca de la tienda japonesa, donde vendían muchas bebidas, ramen, dulces entre otras cosas. Al llegar a la tienda me dirigí a la sección de fideos instantáneos para ver cual compraría, aveces venia a esta tienda ya que traían los mejores dulces de japón. Sus fideos instantáneos eran los mejores y sus bebidas también.

Clases de AmorWhere stories live. Discover now