No Conoces a Jack (2010)

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En 1997, el Doctor Jack Kevorkian, pionero de la muerte asistida, de setenta años, aplicó el suicidio asistido a más de 130 pacientes terminales que agonizaban de dolor y sufrimiento.

Estas personas, se lo pidieron expresamente, no sólo porque fueran terminales, la razón era que no existía ninguna fórmula médica para paliar el sufrimiento al que estaban siendo sometidos. En algunos casos se trataba de paliar el dolor crónico. En otros casos, los pacientes se ahogaban, sus músculos no respondían, no podían hablar ni realizar ninguna acción. Solo les esperaba una muerte segura. La cuestión era si querían poner fin a sus vidas. Si tenían derecho a morir dignamente. Kevorkyan rechazó al 97% de sus pacientes. Pero la esclerosis, el cáncer de huesos o el alzhéimer (pérdida completa de la personalidad), en pacientes de larga duración, requerían su ayuda.

Los familiares de los pacientes se ponían en contacto con Jack Kevorkyan. A continuación, el paciente tenía que explicar porque quería morir. El suicidio asistido es una ayuda para que el paciente pueda auto infligirse la muerte de forma fácil e indolora. Los familiares de la víctima acompañaban al paciente que optaba por quitarse la vida. Todo el procedimiento se grababa en vídeo.
El Doctor Kevorkyan llegó a esta solución final tras años de trabajo y documentación en laboratorios. Además, este procedimiento ya tenía antecedentes en Holanda dónde era legal a todos los efectos.

"Medicina también es sinónimo de aliviar"

Kevorkyan nunca recibió una compensación económica o de cualquier otro tipo. Le gano 15 casos al gobierno conservador y religioso de Míchigan. Tuvo que enfrentarse al escrache y a las difamaciones del sector más dogmático de la sociedad. Hizo varias huelgas de hambre...

Todo cambiaría cuando paso del suicido asistido a la eutanasia activa. Kevorkyan quiso llevar el caso al Tribunal Superior de Justicia de Estados Unidos.

Jack estaba convencido de que los pacientes avocados a la muerte deberían poder decidir sobre la forma en la que quieren acabar su vida.

Esta vez, el Doctor Muerte decidió defenderse así mismo. Se había saltado todo el procedimiento jurídico, durante años. Se creía por encima de la ley. Quería seguir los pasos de Socrates o Martin Luther King. Su moral prevalecia sobre cualquier otra institución y no temía ir a la cárcel. Fue un hombre virtuoso.

Supo llamar la atención de la prensa. Fue portada de Time, fue invitado al programa más visto por entonces, 60 minutos de Mike Wallace y logro que la mayoría de la población Norteamericana, se posicionara a su favor.

Pero el puritarismo estadounidense y el dogmatismo de una parte de la sociedad, acabarían con su actividad. Cumplió la pena mínima por homicidio, por aplicar la eutanasia activa a dos pacientes. Siete años en una prisión federal. Se le condenó por aplicar la eutanasia activa y no por asistir a pacientes para autoinfligirse la muerte.

En España, La Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia, sigue en vigor desde el 25 de junio de 2021.

El estremecedor relato de Unzué (exportero y entrenador de fútbol) sobre la ELA: "Muchos deciden morirse porque sienten que son una carga económica para su familia." "Es una enfermedad clasista. "

En casos extremos, ocurre exactamente lo mismo con las enfermedades mentales.

Junto con Holanda, Bélgica y Luxemburgo, en España existe la eutanasia psiquiátrica. Aquí comienza el debate.

En la película como en la vida real, Jack Kevorkyan se niega a ayudar a un paciente porque tiene una fuerte depresión. Pero; ¿Acaso el dolor emocional es menor que el dolor físico?

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