10. Al descubierto.

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Un año atrás...

Bien, tenía la casa sola toda la noche, otra vez podría hacer sus travesuras ya que Izuku no vendría.

—¿Denki? Hola amor, ¿Me extrañaste?

Por supuesto, hace semanas que no me llamas, pensé que habías encontrado a alguien más...

—No, no se trata de nadie, solo son los mismos y el favorito.

—Ah, sigues con tu favorito, ya llevan años juntos, no me sorprendería si un día dejas de buscarnos a mí al resto porque te enamoraste de él.

—Por supuesto que estoy enamorado, sino, no le haría creer que es el único— Ríe —¿Recuerdas que una vez te traje a un departamento cerca al estadio? ¿Quieres venir?

—Estaré ahí en una hora, ¿Puedo llevar a una amiga?

—Trae a todas las que quieras.

Colgó la llamada y fue a alistarse, cuando salía de la ducha encontró a Koi durmiendo sobre su ropa.

—Koi, no— Cargó al gato y lo aventó con suavidad al suelo para que cayera de pie y no se lastimara —Vendrán visitas, Compórtate.

Koi por lo regular adora las visitas, sobretodo cuando le dan mimos y comida por lo lindo que es, así que Shōto no entendía porqué cuando Denki y Toga llegaron se puso muy arisco y siseaba, maullaba escandalosamente cuando cerraron la puerta de la habitación e intentaba ingresar como sea, molestándolos.

Llegó al límite cuando desnudaba a la rubia y el gato se llevó su calzón hacia el arenero.

Furioso, lo siguió para tomar la ropa interior de la chica y cerró la puerta del balcón, dejando al felino afuera, sin percatarse del clima helado.

—Castigado— Demandó regresando con ambos rubios, sonriendo al verlos besarse.

—Castigado— Demandó regresando con ambos rubios, sonriendo al verlos besarse

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Despertó aturdido por la luz, estaba molesto, ¿Quién mierda la encendió?

La sangre salió de su cara, cuerpo y alma en cuanto vio a cierto muchacho en el umbral de la puerta, con los ojos tan extendidos como llorosos y Koi en sus brazos.

Mierda, ahora ¿cómo se excusa?

—Izuku...— El peliverde salió de la habitación. Saltó sobre Denki para no aplastarlo y fue tras él, pero ya se había ido de casa —¡Izuku!— Gritó una vez más, tomando los primeros pantalones que encontró con cierta dificultad.

Se puso las zapatillas y mientras bajaba las escaleras del edificio, se ponía la camiseta.

Corrió por las calles pero no lo encontró. Si tan solo lo conociera un poquito más, sabría que el lugar favorito de Izuku para escapar de la realidad, era la tienda de All Might, la cual estaba cerrada debido a la hora, pero sin duda, Izuku estaba ahí afuera.

 Si tan solo lo conociera un poquito más, sabría que el lugar favorito de Izuku para escapar de la realidad, era la tienda de All Might, la cual estaba cerrada debido a la hora, pero sin duda, Izuku estaba ahí afuera

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Estaba algo preocupado porque Izuku tardaba en llegar, era casi medio día cuando por fin el pecoso apareció, no traía a Koi con él. Mierda. No podía amenazar con llevárselo si lo dejaba.

Para su suerte, logró voltear la situación y se libró de toda culpa, Izuku lo perdonó y mejor aún, lo dejó salir a hacer de las suyas con la única condición de volver a ser amigo del tal "Kacchan", nada difícil, la verdad.

Empezó a salir con más libertad, con hombres, mujeres, y gente de dudosa procedencia legal, pero se "divertía". O al menos de eso quería convencerse.

Sabe que esas personas no valen la pena, que en cualquier momento se aburrirá, pero no quiere llegar a una edad más avanzada y arrepentirse de no haber disfrutado su belleza y juventud por solo salir con una o dos personas, hasta que se sienta listo, debe mantener a Izuku a su lado.

Esas personas solo buscaban ser folladas por el bicolor o por alguien más, quien sea, y al amanecer se iban; no eran como Izuku que únicamente se dejaba tocar por él y se quedaba toda la noche acurrucándose en su pecho o lo despertaba con el desayuno listo.

Esas personas solo lo buscaban para ir a fiestas, porque el bicolor tenía el dinero y los ánimos para comprar todo el alcohol y bocadillos que quisiera, pero nadie se quedaba o aparecía cuando había una emergencia; Izuku en cambio lo apoya aunque también necesite ayuda y no se rinde hasta hacerlo sentir mejor.

Esas personas eran descuidadas, hablaban de él como si no fuera más que un cajero automático, ni siquiera lo consideraban amigo; pero Izuku nunca se interesó en su apellido o su dinero, no le exigía nada más que su amor.

Su falso amor.

De todas formas, a pesar de la fortuna que le ofrecía el pecoso con su cariño incondicional, lealtad, apoyo y atención, seguía buscando diversión en otro lado.

Seguía saltando de cama en cama, como si alguien no lo estuviera esperando durante las noches y seguía tan ocupado siendo egoísta que no se daba cuenta que en algún punto, dejaron de esperarlo.

Había notado durante los primeros seis meses que Izuku lloraba y suplicaba para que no se fuera, pero un castigo y una amenaza eran suficientes para calmarlo.

Durante el resto del año, el pecoso parecía haber aceptado que Shōto siempre tendría a alguien más, que nunca sería suficiente con él, y que debía vivir compartiéndolo, ya estaba tranquilo y hasta lo despedía con un beso alegre cuando se iba.

Pensó que era extraño, pero era mejor eso a que le hiciera un berrinche cada vez que salía.

—Lo siento, Todoroki, te hablé de Eijirō, ¿Recuerdas? Pues... Me invitó a salir, así que queda cancelado lo de hoy.

Una vena se hinchó en su sien con furia, se había alistado y conducido hacia casa del rubio solo para que le cancele por un random que acaba de conocer.

—¿Me estás jodiendo?

—Es que no lo entiendes porque aún no te has enamorado. Pero cuando quieres a alguien accedes a todo sin importar nada, algo así como lo hace tu favorito contigo.

Le da la razón, uno estando enamorado se vuelve un total idiota, agradece no sentir aquello que tan vulnerable te hace.

Nada más ver cómo su amigo rubio dejaba todo atrás para ir tras el tal Eijirō le dieron ganas de presentarlo a Izuku para que vieran que su pecoso era más adorable, tierno y enamoradizo, que era mejor.

Ver a Izuku correr tras él, hacerle favores, prepararle comida, ofrecerle su ayuda y esperarlo con una sonrisa era la mejor sensación del mundo. Le hacían sentir como el niño que una vez fue.

Pero a la vez pensaba que era patético.

Suspira y conduce de regreso a casa, encontrando la escena más horrible y bizarra que podía haber imaginado.

Y aunque no lo aceptara, también se volvería la imagen más dolorosa que lo acompañaría por el resto de sus días.

Hvn, tengo diarrea, ¿Consejos?

#NoSeDejenEngañarPorLaPitahaya

Casi AlgoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon