Un año

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Año nuevo.

Aquel último día de diciembre, por la mañana mientras caminaba por las calles de Londres, me invadió una extraña mezcla de nostalgia y emoción.

Mis inseguridades también han venido a visitarme en esta nueva etapa.

Siento mi vida como un hilo de plata que se desliza entre mis pensamientos y el corazón. Estoy navegando entre dos mundos el de la emoción y el de la duda. Las inseguridades son como pequeñas sombras que se deslizan por los pasillos de mi mente.

La presión me abruma.

Por la noche, el reloj marcaba las doce campanadas, y yo estaba sola en mi pequeño apartamento en el Reino Unido. El sonido de los fuegos artificiales resonaba en la distancia, pero no era lo mismo que estar en casa, en España, con mi abuela y mis amigos Ana y Pablo.

Había pasado un año desde que me mudé aquí para trabajar y saber sobre mi madre, la nostalgia me invadía en esta noche especial. Mi abuela solía preparar las uvas para las doce campanadas, y Ana y Pablo siempre organizaban una fiesta en su casa. Extrañaba sus risas, los abrazos cálidos y la sensación de pertenecer a algo más grande que yo misma.

Me senté junto a la ventana, mirando hacia las luces de la ciudad. El cielo estaba despejado, y las estrellas parecían más brillantes aquí que en casa. Recordé cómo solíamos salir a la terraza de Ana para ver los fuegos artificiales, con copas de champán en la mano y risas en el aire.

Decidí hacer algo especial para celebrar este Año Nuevo lejos de casa. Saqué mi teléfono y llamé a mi abuela. Su voz temblorosa al otro lado de la línea me llenó de emoción y tristeza al mismo tiempo. Le conté sobre mi vida en el Reino Unido, el trabajo, los amigos y las aventuras. Ella me escuchó con atención y me recordó que siempre llevara a España en mi corazón, sin importar dónde estuviera físicamente.

Después de colgar, me puse mi abrigo y salí a la calle. Las calles estaban tranquilas, y la gente se dirigía a sus hogares después de las celebraciones. Caminé hasta el parque cercano, donde había un pequeño lago. Me senté en un banco y miré el reflejo de las luces en el agua. Saqué una bolsa de uvas que había comprado en la tienda y las conté: doce en total. Aunque no era lo mismo que compartirlas con mi abuela y mis amigos, sentí que estaba conectada con ellos de alguna manera.

Cuando el reloj marcó la medianoche, comí las uvas una por una, deseando que el próximo año trajera más encuentros y abrazos. Los fuegos artificiales estallaron en el cielo, y mi corazón se llenó de gratitud por todas las experiencias que había vivido en este país distinto.

Regresé a mi apartamento con una sonrisa en el rostro. Aunque extrañaba a mi familia y amigos, sabía que estaba creciendo y aprendiendo en esta nueva tierra. El Año Nuevo me recordó que el amor y la amistad trascienden las fronteras.

AL DÍA SIGUIENTE

El primer día de 2025 amaneció con un cielo despejado y una brisa fresca. Me desperté con una mezcla de emoción y nerviosismo.

Me preparé, cogí mi abrigo y fui para Covent Garden.

El aroma de las flores llenaba la pequeña tienda. El aire estaba impregnado de fragancias dulces y colores vibrantes. Había decidido comprar un ramo de rosas para el apartamento, una forma de alegrar el espacio y darle la bienvenida al nuevo año.

Mientras examinaba las flores, escuché una risa familiar. Se giró y allí estaba Elena, sosteniendo un ramo de lirios blancos. Nuestros ojos se encontraron, y el tiempo pareció detenerse. Elena había venido a comprar flores también.

-¡Sofía! Dijo Elena, con una sonrisa.-No puedo creer que estés aquí.

-Parece que nuestras vidas están entrelazadas con las flores. Respondí -¿Cómo has estado?

-¿Bien Y tú? Preguntó Elena. -¿Hay alguien especial en tu vida?

-No... Pero quién sabe qué depara el futuro.

Elena asintió. -El amor llega cuando menos lo esperas. Lucía apareció en mi vida cuando menos lo esperaba, y ahora no puedo imaginar mi mundo sin ella. Tal vez las flores nos guíen hacia sorpresas inesperada.

Nos fuimos a una cafetería y nos compramos unos eclairs como la primera vez.

-¿Cómo ha sido tu vida desde que dejamos de hablar?

Elena suspiró. -Ha sido un torbellino.

Mientras compartíamos historias, ella mencionó a su novia, Lucía. Sus ojos brillaron al hablar de ella, y su sonrisa se ensanchó. Lucía era una artista talentosa, apasionada por la música y la pintura. Se habían conocido en una galería de arte, y desde entonces, su relación había florecido.

-Desde entonces, hemos estado juntas. Pero también extrañé nuestras charlas, Sofía. Extrañé nuestra complicidad.

Asentí, comprendiendo sus sentimientos.

-Yo también, pero estoy feliz por ti, Elena.

Elena y yo decidimos que seríamos solo amigas y me disculpé por no haber quedado más con ella durante mi estancia en Reino Unido. Ella sonrió y me aseguró que entendía. La vida había sido agitada para ambas pero nuestras historias seguirían entrelazadas. Brindamos con nuestras tazas de café, celebrando la amistad que había resistido la distancia y el tiempo. Y mientras el sol se ocultaba tras los edificios, supe que este reencuentro inesperado sería un capítulo especial en nuestra vida.

FLORES DE COLORESWhere stories live. Discover now