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Todo iba de maravilla, mis amistades se encargaron de qué a mí y a Jeon no nos descubrieran. Lo cuál resultó ser más difícil de lo qué aparentaba, todo gracias a mí.

Entre abrazos entre los pasillos, besos avergonzados en el almacén de deportes y unas miradas cuestionables en los pasillos. Los chicos estaban hartos de cubrirnos. Sumándole, mis “ojos en todas partes”, qué consistía en escuchar en los pasillos si alguien tramaba algo para acercarse a Jungkook.

Lo cuál era más que común en la universidad desde qué Jeon llegó.

Aclarando, es imposible no estár al pendiente cuando estás saliendo con Jungkook. Jeon Jungkook, el mismo qué tiene a media o casi tres cuartos de la universidad tras de él.

Podría mantener Tinder a flote solo con instalar y poner una foto suya en la app, ¿Me entienden?.

Y no estaba del todo equivocado, cuando ví qué otro chico del grupo gay de la universidad le pidió al entrenador de natación clases de prueba específicamente con Jeon Jungkook, mientras yo estaba escuchando todo como el hamster escurridizo con él cuál me identifico, tuve que entrar de supervisor con un traje de baño que casi parecía ropa interior color caqui oscuro y una camisa de estampado con mangas cortas.

De hecho, eso qué estoy contando fue exactamente hoy. Y aquí estoy, con un bronceador bajo que Jimin me prestó, un cuerpo bien marcado y un abanico en mano.

Resulta qué necesitaban supervisores para la piscina, después de qué a su servidor le dió por meterse como loco y subir no recuerdo cuántos metros para lanzarse al vacío de una piscina.

El director de la academia me dijo qué sería un castigo justo por mí comportamiento, y yo fingi estár de acuerdo y arrepentido.

«Tremendo idiota. Si supiera qué su nadador estrella y el próximo capitán de equipo me abraza por la espalda todas las noches. Ja, malditos, sigan soñando ». Mí seguridad aumentó un cien por ciento.

Quiero decir, no estoy aquí para espiar sí Jungkook hace algo o no, sé qué nunca lo haría. Es Jungkook. Estoy aquí para clavar mis ojos en esos cuatro aprendices “desafortunados” que tiene alrededor, Jungkook es tan calmado, que si uno de ellos “por accidente” choca contra sus grandes pechos.

Malditos. Si no pueden flotar agarren una tabla como los de “Titanic”, los brazos de Jungkook no son necesarios.

«Dios, estoy tan agradecido... Estoy tan agradecido por mí novio, gracias. Gracias por ese enorme corazón qué le diste... Y sus pechos también ». Reflexioné, con una voz dramática en mí cabeza.

Volviendo al tema.

Jungkook no le diría ni una sola palabra y solo le daría una risa nerviosa, junto a un “no pasa nada”. Mientras la otra persona se va de croll sonriendo cada vez que va con la cara sumergida.

Cómo decía con anterioridad. Mis piernas lucían espectaculares, increíbles; nunca me había sentido tan orgulloso de años de entrenamiento, mí abdomen también no se quedaba atrás. Aunque me gusta la comida, y no pienso matarme mil horas en el gimnasio si eso implica no disfrutar los manjares que me ofrece el mundo.

Lo digo en serio, me encanta hacer ejercicio. Pero no lo hago para compensar que como lo que me pegue la gana, ese pensamiento lo supe sobrellevar y ahora tengo una relación pacífica con la comida. Hago ejercicio porque sé que mí yo viejo con las rodillas jodidas me lo agradecerá y mí condición al correr en una película de terror también me lo va a agradecer.

Just like magic _Kookv AU Where stories live. Discover now