Los diarios de Camille

354 35 0
                                    

Hacia mucho frío, pero necesitaba salir a cazar el desayuno, así que me adentré en el bosque, buscando con mucha desesperación algún ave o ardilla -Dios quisiera un conejo- porque la comida cada vez escaseaba más. Prefería guardar los enlatados y otros alimentos no perecederos para emergencias y abastecernos de carne mientras pudiéramos.

Por un momento, llegué a pensar que estaba equivocada, que había cometido un error, que no debí haber entrado al bosque cuando aún era de noche, con las nubes cubriendo el cielo, dejándolo de un tono gris oscuro, y con una ráfaga de viento helado congelándome hasta los huesos. Pero no quería perder tiempo, sí bien muchos animales estarían escondidos durmiendo o refugiándose porque se aproximaba una tormenta, sabía que tendría más posibilidades cuando aún era de noche y los animales nocturnos aprovechaban el silencio para salir a cazar.

Además, llovería torrencialmente en pocas horas, así que debía aprovechar el momento, pero ni siquiera la luna o las estrellas iluminaban el camino… Me guiaba por mi memoria, porque conocía aquel bosque como la palma de mi mano, y también caminaba guiada por mi instinto, el que había desarrollado durante años para situaciones como aquella, aunque sin saber que eso sucedería alguna vez.

Apenas había llegado a adentrarme doscientos metros cuando noté a los muertos, estaban en todas partes, pero en el suelo, sin moverse, rematados por personas que estuvieron allí antes que yo, pero también por mí, cuando llegué hace unas semanas a la cabaña… A esta altura había acabado con tantos muertos que había perdido la cuenta.

Y esos números subieron en cuánto, sin darme cuenta por la oscuridad de la noche, pasé tan cerca de uno de ellos que me olió y me saltó encima. Otros oyeron el forcejeó, lo supe porque oí sus gruñidos y pisadas acercándose, así que no pude evitar gruñir molesta porque llamó la atención de los demás.

Tenía a mano una de mis flechas y se la clavé en el ojo hasta que entró tan profundo en su cerebro que quedó en silencio y cayó al suelo para no volver a levantarse. Me giré hacia los demás, a penas los visibilizaba en la oscuridad, eran sombras a penas más oscuras que los arboles, pero fueron sus quejidos lo que en realidad me ayudó a ubicarlos. Tomé la misma flecha con la que había acabado con el anterior muerto (porque no podía permitirme contaminarlas todas con su sangre infectada, ya que con ellas debía cazar y comer un animal enfermo, nos enfermaría a todas) y me dirigí yo misma hacia ellos.

Tenía que buscar las partes blandas en su cráneo o empujar con toda mi fuerza, porque por más que estuvieran muertos, no llevaban tanto tiempo así; sus huesos y tejidos aún creaban cierta resistencia, no estaban tan descompuestos como para que fuera un trabajo sencillo de hacer.

A lo mucho, tenían tres meses de muertos, cuando todo había empezado.

Pero eso tampoco era mucho problema para mí, que estaba acostumbrada a despellejar todo lo que cazaba, a cortar la carne y deshuesarla.

El problema era cuando aparecían muchos de ellos juntos, como ahora. Una horda contra una persona. Una horda contra mí.

Las nubes se movieron un poco, despejando algo de cielo y dejando que la luna alumbrara la figuras de los muertos. Los muertos que caminaban. Eran demasiados para mí sola, pero no podía correr porque me seguirían hacia la cabaña y yo ya había perdido a demasiada gente como para guiarlos hasta allí a que terminaran con lo poco que quedaba de mi familia, así que me planté en aquel sitio y no me fui de ahí hasta acabar con todos. Viviera o muriera.

Quedé agotada y llena de sangre, tanta que no me atreví a cazar nada. No quería contaminar ninguna posible comida con aquello que tenía encima, así que regresé a la cabaña con decepción. Sobreviví, sí, pero volví sin comida, lo que para mí era una batalla perdida. Mientras iba llegando, la lluvia comenzó a caer y a lavarme la sangre. Llegué a la puerta empapada, pero casi limpia.

Lilith, little bitch [Daryl Dixon] | The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora