Parte 4

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Pedro no le escribió a Ana en casi dos años, pero ella lo seguía haciendo. En el cajón de sus calcetines, tenía una caja de zapatos llena de cartas sin abrir. Llegaban el 15 de cada mes a su correo y él no había leído ni una sola palabra, pero las conservaba.

En su cumpleaños 30, Javiera le preguntó por ella.

–Está bien, supongo. –dijo él sentándose en el sofá del pequeño departamento en el que vivía en Nueva York, su hermana mayor lo había visitado desde Chile para la ocasión.

–¿Siguen escribiéndose? ¿O ahora hablan por teléfono? Bueno, las llamadas internacionales son un poco caras.

–Sigue escribiendo. –dijo Pedro bebiendo de su vaso, los invitados ya se habían ido y solo quedaban los dos. Él estaba medio ebrio para entonces. –Tengo 18 cartas sin leer guardadas por ahí.

–¿Sin leer? –Javiera se sorprendió por eso. –¿Ya no le respondes?

Pedro negó, queriendo desaparecer entre los cojines del sofá.

–Nop.

–¿Por qué? ¿Qué ocurrió?

–Nada. Sólo... quería olvidarla un rato.

–¿Un rato?

–O para siempre.

Su hermana suspiró, él intentó no mirarla a los ojos.

–Me alegro de que estés avanzando, pero tal vez deberías... decirle algo, no sé. Un "estoy bien, por favor no me escribas más", o "necesito tomar distancia", etcétera.

–¿Por qué debería?

–Porque era tu mejor amiga, creo que se lo merece. ¿Sabes qué? La imagino pensando que algo horrible te pasó, o que hizo algo que te molestó, o no tiene idea de qué es, o tal vez...

–Ya Javi. –Pedro negó con la cabeza. –Ya entendí.

Al día siguiente por la tarde, Pedro compró un sobre y algunas estampillas.

Tenía un poco de resaca cuando estiró una hoja frente a él en la mesa de la cocina y se preguntó por qué le estaba haciendo caso a su hermana.

"Querida Ana", escribió, pero no le gustó. "Estimada Ana", no, eso no. "Ana".

"Ana,

Vuelvo a escribirte para informarte que estoy bien, he recibido todas tus cartas, pero no puedo leerlas.

Desde que no viniste a mi primer protagónico me quedé muy triste y me di cuenta de lo obsesionado que estaba contigo, tenía que salir de eso.

Quiero ser feliz Ana, contigo o sin ti, por favor no me escribas más".

Observó la hoja con detenimiento y esperó un poco antes de meterla en el sobre, se preguntó qué le había escrito ella todos esos meses, si estaría preocupada por él, o molesta, o si estaba bien de salud.

Su estómago se revolvió al sentirse culpable por no haber estado para ella tanto tiempo y se maldijo por ser tan débil cuando fue hasta el cajón para sacar la caja de zapatos.

Leería la última carta, la leería y enviaría lo que ya había escrito, sería lo último que sabría de ella. Nada más.

"Querido Pedro,

Sigo consternada por tu ausencia. Llamé a tu padre hace unos días, fue amable conmigo y me dijo que estabas bien, pero que tal vez no querías saber más de mí. Creí que te había pasado algo, tenía mucho miedo.

Y O U [Pedro Pascal / Precuela] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora