•°Capitulo 10°•

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Luz

Inglaterra

–Y una última cosa, Jefa. La señorita Clawthorne la está buscando.– me indicó mi secretaria.

–Dejala que entre.– pedí.

Es raro, Eda no es de venir a verme tan sorpresivamente; siempre avisa que irá o me llama. Quizás sea algo urgente.

Tocan la puerta y le digo a mi , mi antigua Jefa que pase. Ella ingresa a mi oficina y se sienta en el sillón frente a mi escritorio. Ya ha venido antes, da igual las formalidades.

–Niña, te tengo una propuesta.– ni siquiera saluda, cómo siempre; directa al punto.

–Hola a tí también, Eda.– le respondo con sarcasmo. Nunca dejo de llamarme así. Me acostumbré después de un tiempo.

–Oye, es enserio.– frunce el ceño y se acerca a mi, en modo confidencial.–Hay una empresa de un tipo que está en su mayor momento, pero necesita planos para sus nuevos proyectos.– eso llamo mi atención.– Necesitan una Arquitecta con experiencia y alta calidad. Tú eres perfecta, Luz. Tienes que ir.–

–Esta bien, Eda. Acepto el trabajo. ¿En qué parte de Inglaterra es?– acepto.

–¿Inglaterra?. No, niña; es en América.– mi entusiasmo se va de fiesta.

–Entonces, no.– contesto de una.

–¿Que?. Niña, tienes que ir. Este tipo necesita un buen arquitecto. Me pidieron a mí que lo buscará, y así hice. Eres la mejor que conozco, y si dices que no otra vez, te voy a golpear. – eso me hace pensar. Eda suele golpear fuerte.

Recapitulando: algún día tenía que volver a América. Muy en el fondo quiero que Silius conozca a su padre, que pasen tiempo juntos y que Silius tenga la figura paterna que necesita.

Ciertamente, tengo miedo de lo que piense o haga Phillip, pero Hunter ya está lo suficientemente alejado e independiente de él. Siempre lo fue, pero ahora, dudo que algo los una, sin contar los papeles de adopción y el apellido.

Sólo hay algo que me hace dudar. ¿Él estará listo para saber que tiene un hijo; conmigo?. La verdad, no lo sé. Pero por la felicidad de Silius, lo sabré.

–E-Esta bien, Eda.– tartamudeo, que pena. –Acepto el trabajo.–

–¡Así se habla niña!– y ríe de forma escandalosa, ignorando la tormenta en mi cabeza y sentimientos.

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Volví a casa más temprano, ya por ahora no tengo planos que hacer, excepto cuando llegue a America y hablé con el Presidente de la empresa con que trabajaré. Abro la puerta y mi mamá y mi hijo están viendo los Backyardigans; Silius ama esa serie infantil. Me acerco a ellos en silencio y les asusto.

–¡Mamá te va a comer!– me lanzo sobre Silius y él, que al principio se asustó, termino por reír al yo darle cosquillas. La risa de mi hijo siempre será como una droga, desde la primera vez que lo escuché, se ha vuelto necesaria para mí.

Después de unas risas más, me lo senté en las piernas y comenzamos a hablar.

–Mamá, Silius. Tengo algo que decirles.– ambos tenían su vista en el televisor, de nuevo. Pero voltearon a verme cuando los llame.

Mi mamá cuestiono primero:–¿Que pasa, mija?–

Seguida de mi hijo:–Sí, mami. ¿Que pasa?– Silius tenia su vista fija en mi.

–Tu madrina Eda me ofreció un trabajo. Pero...– empeze, pero se me traba la lengua.

–¿Pero?– preguntaron ambos a la vez.

•°LO QUE NOS UNE°•. (Lunter)Where stories live. Discover now