•°Capitulo 16°•

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Narrador Omnisciente.

Darius se hallaba intentando encontrar el teléfono de la casa para llamar al rubio padre. No importaba su herida en la pierna, más importante era encontrar al pequeño Silius, a su nieto.

Por un momento, se sintió culpable por qué fue él quién dejó que Phillip se llevará al niño, intentó poner resistencia;  pero el viejo Whitebane fue más rápido y cobarde utilizando en su beneficio un arma de fuego.

Maldito, Whitebane. Cuando te encuentre...

El moreno siguió arrastrándose hasta llegar a una de las mesas de la mansión en la sala, tanteó un poco y lo encontró.

Alzó el cuerpo lo más que podía y tecleó el número de su hijo, si este estaba en la oficina poco le importaba, era de importancia la llamada, solo rogaba porque él atendiera.

Logró escribir el número sin equivocarse por el dolor de la bala en su pierna, y esperó impaciente por el rubio.

Un repique...

Por favor, hijo.

Otro repique...

Responde, Hunter.

Tercer repique... Y el rubio contestó.

¿Darius? Estoy ocupado.– el tono del Whitebane menor sonaba molesto por tal interrupción en su trabajo.

Darius suspiró fuerte y habló rápido:

–¡Hunter! ¡¡PHILLIP SE LLEVÓ AL NIÑO!!– el moreno sabía que era inútil evitar el problema. Pero su cuerpo empezaba a traicionarlo, poco a poco sentía sus ojos ceder al cansancio y el dolor en su pierna se acrecentó.

¡¿QUE?! ¡¿DARIUS, QUE MIERDA PASA?! ¡¿DÓNDE ESTÁ MI HIJO?!–

El moreno le costaba escuchar lo que decía el rubio por el teléfono, todo le resultaba tan lejano y apagado. Su ser estaba cansado y quería ceder al sueño. Los golpes que recibió del Whitebane fueron fuertes y certeros, su estómago dolía como un infierno, sentía su respiración más lenta; producto de la sangre que abandonaba cada vez su cuerpo y su mente dejaba de estar conectada a su anatomía.

Fue entonces que se oyó un golpe seco en el suelo y en teléfono dejó de estar en la manos del hombre.



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Hunter.

–¡¿DARIUS?! ¡MALDITA SEA, DARIUS! ¡¿ESTÁS AHI?!– un golpe se oyó, como si un cuerpo hubiera caído al piso.

Más me alarmé.

Miré a los inversionistas y, sin decir palabra, me retiré de ahí.

Salí del edificio con rumbo al estacionamiento, encontré mi auto y subí en el.

Creo tener una pequeña creencia sobre lo que pasó. Si el viejo de Phillip fue a casa de Darius; fue para pedirle a este mismo que le diera noticias sobre mi hijo.

No tengo idea de cómo se enteró mi Tío, pero ya es muy tarde.

Darius es una persona que sabe cómo pelear, defenderse y atacar. Y conociendo al imbécil de Phillip, seguro utilizó un arma.

En el auto me dedico a hacer un par de llamadas; primero a emergencias, luego a la madre de mi hijo.

¿Hunter? ¿Que sucede?– al escuchar su voz anhelé tanto que esto no estuviera pasando. Si tan solo me hubiera quedado con ellos, esto no habría pasado.

–Luz..., Lo siento. El malnacido de mi tío,... Se llevó a Silius.– exhale apagado e iracundo. Las últimas palabras carcomiendo mi garganta, inseguridad y miedo se apoderó de mi voz, traicionando a la seguridad que pretendía para encarar, o al menos decirle, a la madre de mi pequeño.

•°LO QUE NOS UNE°•. (Lunter)Where stories live. Discover now