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El flaco cuerpo del estadounidense se retorcía debajo del fornido comunista, esas embestidas eran salvajes, por la gran diferencia de altura, era obvio que su interior estaba siendo destrozado.
Sus uñas se hundían en los hombros del mayor, gemidos y lloriqueos salían de su boca, el dolor era inmenso.
—¿Estás disfrutando esto, maldito?, Se nota que eres solo un pobre virgencito de mierda que nunca ha tenido sexo... Estás tan jodidamente apretado... Más que tu propio padre.
Soltó un grito cuando el pene del soviético se metió más al fondo suyo de una brusca embestida, sus ojos estaban rojos, la vista estaba borrosa y las lágrimas dejaban de caerse.
Soltaba balbuceos incomprensibles, trataba de rogar para que el contrario se detuviera, pero el dolor apenas lo dejaba hablar.
Arqueando levemente la espalda, sintió como por tercera vez, el climax se hizo presente.
Al ser inexperto, todo lo que sentía era completamente nuevo y placentero para el, a pesar del dolor, su cuerpo reaccionaba a los estímulos que el Soviético le daba.
Entrecerró los ojos cuando uno de sus pezones rosados termino en la boca del comunista, la lengua lo rodeaba y llenaba con saliva, como si se tratara de un bebé siendo amamantado.
—¡Aah!, ¡N-no-ohh!—Lloriqueó al sentir como el soviético tiraba del otro con sus gruesos dedos, pellizcandolo de manera dolorosa.
A pesar de tanto ruido, nadie se daba cuenta. Todos estaban a fuera en el jardín, escuchando música y riendo de las payasadas del australiano.
—Tienes mucha desventaja... Ya que suelo aguantar mucho...—Con la respiración entrecortada, gruñó al sentir las paredes anales del americano apretar su miembro.— Joder... No tienes idea de lo mucho que quería hacerte esto... Me ponías tan caliente.
Esas sucias palabras solo lo hacían estremecerse más, cada temblor que sentía le provocaba un ligero dolor en todo el cuerpo, ya no podía moverse, había quedado inmóvil debajo del fornido comunista.
Acercándose al oído del menor, susurro con picardía.— Cada vez que lo hacía con tu padre... Me imaginaba que lo hacía contigo... También me masturbaba con una foto tuya...—Lamiendo el sudor que caía del estadounidense, rió malicioso.
—B-ba...basta...—Sollozó, su voz estaba quebrada, aparte de sentir un gran ardor en la garganta, lo único que pudo soltar fue un susurro.
—Callate... Quiero llenarte con todo mi esperma...—Acomodandose, puso ambas piernas del contrario en sus hombros para comenzar a embestir con más fuerza.
Los gemidos apenas eran escuchados a estas alturas, eran más que nada quejidos ahogados, la música del jardín era más fuerte, por lo que pasaba desapercibido.
La polla del ruso estaba tan palpitante y dura, parecía que el climax iba a tardar en aproximarse. USA subió las caderas y arqueó la espalda, tenía los pezones como piedra y la mirada perdida del dolor y placer.
