Jimin es arrastrado por Taehyung a hacerse un tatuaje de la amistad y queda flechado por uno de los tatuadores del lugar.
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Guardo su teléfono y camino con la cabeza gacha, se estaba dejando caer por el chico pelirrojo y no le estaba gustando para nada. Le gustaba mucho y llegó a imaginarse una vida entera con él. Pero era hora de dejar de lado eso, no quería seguir preocupando a sus hyung.
–Jisung –Escuchó.
Levantó la vista y se encontró con la del pelirrojo que desde que lo conoció no salía de su cabeza. Él se encontraba ahí frente a su casa, tan guapo como siempre con esa ropa de colores que le quedaban tan bien y con una caja de pizza en la mano.
–Vine a hablar contigo –dijo el pelirrojo acercándose a él. –¿Podemos?
Jisung apretó los labios y asintió lentamente haciendo una seña para que lo siga a su pequeña casa, que había sido herencia de su abuela. Abrió la puerta y lo dejó entrar, era la primera vez que venía a su casa y se sentía nervioso.
Hoseok entro lentamente observando el lugar y sonrió el lugar decía Jisung por todas partes.
–Es muy bonita tu casa –volteo a verlo mientras dejaba la caja de pizza en la mesa de centro.
Jisung lo invito a tomar asiento y se mantuvieron en un silencio tensó.
–Fui a buscarte en el local y no estabas –empezó Hoseok
‐Emm, sí –junto sus manos con nerviosismo– Tengo exámenes y le pedí a Jungkook días libres para estudiar.
–Oh, entiendo. –dijo el pelirrojo con voz dulce– Tampoco contestas mis mensajes.
–Ah, eso. –carraspeo– Tengo un problema con el teléfono.
El pelirrojo apretó sus labios con disconformidad sabía que eran excusas.
–¿Por qué no me dices cual es el problema? –dijo con voz seria.
Jisung levantó la mirada. Hoseok lo observaba con seriedad y su voz se volvió más gruesa de lo normal perdiendo la dulzura con la que siempre se dirigía a él. Apretó los puños, ya era hora de quitarse las dudas de encima y acabar con sus problemas de una vez.
–Hoseok –llamo– ¿Yo te gustó? –Vio al pelirrojo fruncir el ceño con confusión.
–Sí, me gustas mucho –confirmo.
Jisung carraspeo.
–Entonces –empezo– ¿Por qué no formalizamos? Estoy cansado de solo citas y besitos en la mejillas. No me malinterpretes, me encantan. Pero yo quiero ser tu novio. Quiero estar contigo. Al principio no me molestaba, pero desde que te vi con una chica muy amoroso y sonriente, no ha salido de mi cabeza. Me gustas mucho y quiero que aclaremos esto.
