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La cena también fue entretenida. Nayeon se encargó de eso, cocinando ella misma y diciéndole a Mina que sólo se ocupara de estar ahí pero no tocar nada. Mina estaba sentada en una silla alta, lo que causaba que sus pies se balancearan mientras miraba a su alfa y le hablaba para no aburrirse.

También intentó indicarle que estaba haciendo algo mal, pero Nayeon la mandó a callar porque era su forma de cocinar. Mina se rió. Nayeon no sabe cocinar, siempre es Mina la que se encarga de eso, pero la omega sabía que estaba haciendo un esfuerzo enorme por ella.

Ni siquiera Nayeon sabía por qué este día tan especial. Ella se levantó bastante animada con la idea de estar con Mina en la cama todo el día, mas al ver que estaba sola se decepcionó. Y una vez que la vio, su lobo no quería separarse de ella. Nayeon no quería dejarla sola ni un segundo, sentía una enorme sensación de querer protegerla y mimarla.

No es que Nayeon sea fría o no tenga detalles con su omega, siempre está pendiente de ella y le cumple todo lo que le promete. Sólo había algo que la atraía de más y no sabía por qué.

Era parecido a la vez que se conocieron. Nayeon en ese entonces era más joven y rebelde, pero sabía desde que chocaron miradas que ella era la indicada. La flacucha y tierna omega de ojos azules era increíblemente hermosa y Nayeon no quería separarse de ella.

Ahora, muchos años después, volvía a estar en esa situación. Mas ahora es capaz de hablarle (porque en los inicios, la alfa tartamudeaba demasiado y se ponía hasta nerviosa) y sabe que también es amada. Amor. Nayeon estaba totalmente enamorada de ella.

Pero hay algo que la alfa quiere hacer, sólo que no sabe si es el momento indicado.

—Minari...

Al pensar en eso, su boca sólo actuó y la llamó. Mina levantó los ojos de su plato y la miró con cierto brillo, Nayeon sabía que no podía dejar pasar la oportunidad.

—¿Sí?

Jugando con los anillos de su mano, Nayeon dijo: —La charla que tuvimos hoy... Ya sabes, la de los niños.

—Sí, ¿qué pasa con eso?

—Mmh, yo...—carraspeó—, estuve pensando en eso. Quiero decir, sé que algún día quiero dar ese paso contigo pero siento que hay otro que no estamos dando ahora.

Mina alargó su mano hasta posarla sobre las de la alfa. Incluso en ello se notaban las diferencias; Nayeon tenía dedos largos y fuertes, Mina era más pequeña y frágil.

—Dime—pidió suavemente.

—Quiero marcarte.

—Quiero marcarte

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