Muriel se encontraba en el Cielo, tenía un rango más alto ya que había "ayudado" a sus superiores con la situación de la Segunda Venida, (que por cierto hizo todo lo contrario, pero los ángeles son tan ingenuos que pensaron que Muriel hacía lo que ellos querían).
Muriel: Que linda mañana, ¿no lo crees?
Miguel: Lo que tú digas -hizo una mueca.
Miguel tenía resentimiento a Muriel, quería ser el arcángel supremo pero le negaron el puesto y ahora Muriel dirigía a los demás. Pensaba que era estúpido que alguien como ella estuviera a cargo de todo, pero Metatron lo había decidido, no ponía cuestionarlo.
Miguel: ¡Dios, ella es tan insoportable!
Uriel: ¿Y eso qué? No puedes hacer nada, además, nos trata mejor que como lo hacía Gabriel.
Miguel: Lo sé, lo sé, pero no logro entender porque ella y yo no. Siempre me he esforzado para ser el arcángel supremo, y justo cuando estoy a punto de lograrlo ella lo arruina todo.
Uriel: Deja de pensar eso, podrías meterte en problemas.
Miguel: De acuerdo.
Uriel: Ahí viene.
Ambas: Hola Muriel.
Muriel: Hola -sonrió-. Estoy trabajando en un proyecto y me preguntaba si me podrían ayudar.
Uriel: Estoy ocupada, lo siento -se le ocurrió una idea-. Pero Miguel está libre.
Miguel la miró con enojo y confusión, Muriel notó esto y trató de cambiar la conversación.
Muriel: No pasa nada, de verdad, además no es importante -dijo y luego empezó a caminar.
Miguel: ¡Espera! Puedo ir contigo, está bien.
El rostro de Muriel mostró su alegría, creyó que podían arreglar las cosas ella y Miguel.
Muriel: Bueno, te aviso cuando te necesite ¡Hasta luego!
Uriel: Realmente pensé que no ibas a aceptar.
Miguel: No iba a hacerlo.
Uriel: Entonces, ¿por qué aceptaste?
Miguel: Si está haciendo algo malo podría decirle a Metatron. Ella estaría arruinada y yo sería el arcángel supremo.
Uriel: Estás loca.
Miguel la miró con desdén.
Miguel: Solo hago lo que es necesario.
Uriel: Bueno, supongo que no puedo hacerte cambiar de parecer. Solo te pido que no me metas en nada de esto, ¿ok?
Miguel: Sí, sí, de todos modos no es como que te necesitara.
Uriel se marchó y poco después Muriel llamó a Miguel para que la ayudara en su proyecto.
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Crowley: Vaya, este lugar es muy grande.
Millie: Sí, la verdad que no venimos mucho aquí y es realmente enorme, ¿que opinas tú amor?
Voltearon a ver dónde creían que estaba Moxxie y no lo vieron, entonces empezaron a buscarlo y después de un rato sin verlo de preocuparon.
Blitz: Tranquila, estoy seguro de que puede defenderse solo.
Loona: En realidad no, sin ofender Millie pero tu esposo es un idiota.
Millie: Hay que seguir buscando, seguro que está cerca.
Siguieron buscando pero no lo encontraron por ningún lado. Millie estaba desesperada, habían pasado varias horas y no lo veían.
Millie: ¡¿Qué es lo que vamos a hacer?!
Blitz: Cálmate, por favor. Lo vamos a encontrar pero no te pongas así.
Crowley vió la escena y estaba sorprendido. Los demonios que él conocía jamás se pondrían así por un amigo o compañero, no eran más que unos egoístas e imbéciles.
Crowley: Oye, no conozco muy bien a tu esposo, pero por lo que entendí es un experto en armas, ¿no? Se ve que no es cobarde, entonces tranquilízate -dijo mientras le daba un abrazo.
Millie se calmó un poco, aún así no dejó de buscar pero rápidamente se hizo de noche.
Loona: Millie, entra en la camioneta, no es seguro estar afuera a estas horas.
Millie: De acuerdo -dijo desanimada.
Pasaron la noche en la camioneta pero tanto Crowley como Millie no podían dormir. Estaban muy preocupados por sus parejas entonces salieron a tomar algo de aire.
Millie: Y... ¿cómo se llama tu novio?
Crowley: Aziraphale.
Millie: Lindo nombre.
Crowley: Sí que lo es, y él es mucho más lindo.
Millie: Se nota que lo quieres mucho.
Crowley: Bueno... -sacó algo de su bolsillo-estaba pensando en proponerle matrimonio.
Lo que había sacado era un anillo de compromiso.
Millie: ¿Y por qué no lo hiciste?
Crowley: Estaba esperando el momento indicado, pero luego pasó todo esto y no lo pude hacer. Pero cuando lo encuentre se lo diré.
Millie: Un día conociéndonos y me confías tu vida amorosa -sonrió.
Crowley: Sentía que debía decirle a alguien, no tengo a nadie de confianza mas que a Aziraphale.
Millie: Pues estoy casada, puedes preguntarme lo que quieras.
