Capítulo 10

186 33 0
                                    

Cuando posé mis labios sobre los de April por primera vez, deseaba tomarla por sorpresa, devolverle el golpe, burlarme de ella por haberme tomado el pelo con el tema de Shannon Turner; era una fantástica excusa para seguir adelante con mi infructífero juego de seducción. Sin embargo, lo que empezó como un simple movimiento más de mi venganza contra Maddison, se transformó rápidamente en algo distinto, algo que no había previsto en lo absoluto, algo que me arrastró a besarla de nuevo.

Una corriente eléctrica recorrió cada fibra de mi ser, cuando mis dedos se enredaron en su cabello para acercarla un poco más, alentándola a abrir la boca con mi lengua; quería estar en su interior, explorarla centímetro a centímetro. Su sabor dulce me causó un placer inmenso, y mi excitación aumentó cuando ella emitió un gemido de placer, respondiendo a mi invasión con abandono. Cada roce, cada suspiro, cada caricia avivaba aún más el fuego que ardía entre nosotros. Solo estábamos los dos en aquel salón, labio a labio, lengua a lengua, atrapados el uno en el otro.

Al separarnos, el aire que nos rodeaba estaba cargado con una sofocante tensión sexual. Tragué saliva, sin poder apartar los ojos de su apetitosa boca.

—Owens, yo... creo que debería irme. —April se puso en pie de repente, evitando mi mirada. Sus dedos temblorosos comenzaron a recoger de forma apresurada todas las cosas esparcidas sobre la mesa.

Permanecí inmóvil, sin saber cómo reaccionar. Quería disculparme, decirle que no se tomara tan a pecho mi broma. Por alguna razón desconocida, no pude hacerlo.

—¿Ya? Pero si aún no hemos terminado los deberes. —Estaba desesperado por encontrar cualquier excusa para que se quedara un ratito más.

Ella me lanzó una mirada que no supe interpretar.

—Es mejor que me vaya a casa —respondió con voz insegura, mientras se colgaba la mochila al hombro y se daba media vuelta.

Me quedé inmóvil, viendo cómo se alejaba, sintiendo como crecía un vacío en mi interior. La tarde, antes cálida y llena de risas, había perdido su brillo.

—¿Nos vemos el próximo viernes? —Fueron las últimas palabras que alcancé a pronunciar, aunque no hubo ninguna respuesta, solo el eco de mi propia voz seguido de un portazo.

¿Quizás había ido demasiado lejos? Por lo que sabía, April Storm no era ninguna mojigata sin experiencia. Es más, Chase Braddock, un utillero que se había unido al equipo de futbol el año anterior, aseguraba que habían sido amigos con derecho durante una buena temporada. En los vestuarios se hacían muchas bromas y comentarios al respecto. Se decía que sus mamadas eran legendarias y que en la cama era una máquina de sacar leche. Motivo por el cual, se había ganado el cruel apodo de "la aspiradora". Curiosamente, a mí me había costado una barbaridad intimar un poco con ella, y la cosa había terminado de manera abrupta e inesperada. No sabía qué pensar, la verdad.

La voz de Maddison me devolvió al presente, alejándome del recuerdo de aquel beso que me había perseguido durante toda la semana.

—¿Ni siquiera vas a saludarme?

Era mi primer día de clases y estábamos en medio del atestado pasillo, junto a las taquillas. Maddie se acababa de colgar de mi cuello, apretando sus grandes pechos contra mi carne. Poniéndose de puntillas, se estiró cuanto pudo para alcanzar mi boca. No me incliné ni un milímetro, pues estaba decidido a ponérselo difícil. Al contrario del beso con April, esta vez me sentí asqueado. La imagen de mi novia desnuda sobre mi mejor amigo, moviéndose en busca de placer, me daba ganas de vomitar.

Finalmente, casi a regañadientes, para que ella no sospechara nada extraño, bajé un poco la cabeza y rocé sus labios. Lo hice sin ganas, aparentando una emoción que no sentía.

LA CHICA DE LOS VIERNES ·ϿʘϾ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora