Capítulo 13

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Me temblaban hasta las pestañas postizas de color blanco que llevaba puestas, mientras Grace y yo pagábamos a medias el trayecto del taxi. Habíamos mentido a nuestros padres para eludir el toque de queda, diciendo que cada una se iba a quedar a dormir en la casa de la otra durante la noche de Halloween. Hasta el último segundo, había creído que nos iban a pillar, pues era la primera vez que usábamos esa táctica; Sin embargo, nada de eso había ocurrido, y ahora estábamos en un lugar tan siniestro como mal iluminado.

—Estadísticamente hablando, las probabilidades de que nos violen y asesinen son muy altas —comenté, al ver cómo el taxi se alejaba, dejándonos solas en un callejón que parecía el decorado de una película de terror.

—No seas un pájaro de mal agüero. —De manera discreta, Grace se puso la horripilante máscara de su disfraz y exclamó un repentino "¡bu!" que me hizo dar un saltito, llevándome una mano al pecho. Mi reacción provocó una gran risotada en ella. Aunque todavía estaba de bajón por su ruptura con Emma, se esforzaba por aparentar que se sentía de puta madre—. En la actualidad, te pueden violar y asesinar en cualquier momento del día.

—¡Maravilloso! Entre el susto y tus palabras, ahora mismo me siento mucho más tranquila.

El silencio del extrarradio, roto por el quejido del viento entre los edificios de las fábricas y algún que otro maullido, contrastaba con los latidos acelerados de mi corazón. Estábamos en medio de la nada, rodeadas por sombras fantasmagóricas e intimidantes, al sudeste de Fairfield, a un lado de la interestatal 80.

—No seas tan nenaza. Son gajes del oficio, hermana. Tenemos que saber controlar el miedo y la ansiedad; solo quería ayudarte —continuó Grace, cuya figura estaba envuelta en un traje negro que contrastaba con la palidez de la máscara de Billy, la perturbadora marioneta de la película de «Saw». La pajarita y el pañuelo armonizaban con los zapatos rojos. Sus manos estaban cubiertas por guantes blancos, y llevaba una grabadora en el bolsillo—. Esta noche vamos a infiltrarnos en esa fiesta, y destaparemos toda su mierda. Tengo el presentimiento de que este artículo va a llegar hasta un periódico de nivel nacional. ¡Ya lo verás!

—¡Ay! Me pica un montón la cara; no estoy a costumbrada a llevar tanto maquillaje. —Me rasqué con cuidado la nariz para no arruinar la base blanca que cubría toda mi piel; iba disfrazada de catrina.

Grace me había maquillado de una manera increíble, ni siquiera podía reconocerme a mí misma. Llevaba una peluca blanca hasta la cintura, adornada con una gran corona repleta de variopintas flores, y unas lentillas de color violeta. La blusa blanca con volantes llenos de bordados multicolores iba a juego con un corsé negro apretadísimo; apenas me dejaba respirar. Además, la abultada falda llevaba un sinfín de rayas que abarcaban todas las tonalidades del arcoíris.

—Ponte el antifaz. A ver si nos vamos a cruzar con alguien que te reconozca —me apremió mi amiga, dirigiéndose hacia donde se suponía que se iba a celebrar la fiesta. Únicamente, nos basábamos en un chivatazo, así que podíamos llegar al lugar indicado y que no hubiera nada.

—El Tiempo decía que se esperaban precipitaciones para hoy —comenté, observando el cielo despejado, con algunas nubes oscuras a lo lejos.

—Pues no he traído paraguas —respondió ella, con indiferencia, más preocupada por no encontrar la fiesta que por mojarse.

—Yo tampoco.

Caminamos durante un buen rato siguiendo las indicaciones del GPS, hasta que comenzamos a escuchar el ruido de música y jaleo.

—Parece que nuestro informante no nos ha engañado. —mi amiga soltó un suspiro lleno de alivio—. ¿Estás lista para mezclarte con la multitud, Cat?

LA CHICA DE LOS VIERNES ·ϿʘϾ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora