Y, sus finos labios se posaron sobre lo míos; mientras una sensación de plenitud inundó mi ser.
Sus labios fundidos con los míos, su piel sobre mi piel; ambos envueltos en un vaivén lento que parecía consumir cada centímetro.
Sólo bastó un roce le...
Miro el anillo en mi mano. Soy un hombre casado, miro a la mujer que compartirá la vida conmigo, su rostro es hermoso, desde el primer momento en que le miré supe que era ella.
El tiempo pasó y cada día estaba más seguro de ello. Ahora estamos aquí, casados en nuestra fiesta de bodas y me gustaría que mi mejor amigo estuviera acá; Jimin. Park Jimin.
Nos conocimos hace algunos años, tuvimos química instántanea, hablamos por horas, compartimos números y el resto es historia.
Sin embargo jamás esperé su confesión. Es decir, hace unos días me pidió algo descabellado, que le enseñara a cómo conquistar una mujer, la idea me sacó de mis casillas cuando me lo dijo. Es decir, Jimin era sin duda atractivo, no creía en lo absoluto que tuviera problemas con las mujeres y a decir verdad, no me contó del todo bien por qué terminó su relación.
Soy un hombre cauteloso, creí que lo mejor era no indagar en el tema, conocía muy bien a Jimin y sabía que ocultaba algo, estaba casi seguro.
También sabía que cuando él estuviera listo me lo contaría.
No me equivoqué así fue. No como lo esperaba, tampoco lo creía, pero quizás yo tuve la culpa.
¡Debía saber que algo no andaba bien!, es decir, que una persona de tu mismo sexo te pida salir a ciegas y te bese, no es heterosexual, he sido muy tonto, lo sé.
Nunca pasó por mi mente que sus gustos fueran otros. Y no es que este mal, es solo que jamás pensé que diría que sentía algo por mí, y mucho menos el día de mi boda a segundos de casarme.
No pude decir nada, ¡qué podría haber dicho!
— Dónde está Jimin — me pregunto la que ahora es mi esposa.
— No lo sé, se fue, se sentía mal — y por mí para ser exactos.
Ella frunció el ceño, me dio un beso y se fue con sus amigas a brindar.
Saqué mi teléfono, ¿y si le llamaba?, parecía un idiota.
Lo mejor era dejarlo solo, de todas formas nada podía hacer.
Fui por una copa, a la par de este había una pequeña caja de color. Y esta mañana se la miré a Jimin.
Con clara curiosidad la tomé, la destapé y dentro había una caja musical. Recuerdo que le conté que ella amaba las cajas musicales, era un lindo regalo para ella.
Junto a esta un sobre que decía Jeon. Ese era para mí sin duda, lo tomé sin pensarlo y lo abrí. Era una carta:
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Para: Jeon De: Jimin.
Puede que no te haya bendecido. Pero, tampoco te maldecí , no estuve enfadado contigo, nunca te fui infiel desde el momento que mis ojos se posaron en ti.
Espero no te molestes conmigo, después de separarnos he quedado destruído.
Regresa a mí, aunque sea para dejarme de nuevo.
Sí... Ahora eres el amor de alguien más. No te molestes conmigo, el amor solo surgió.
Sí, siempre te pido en mis oraciones; que Dios te de los años que me restan. Solía tener miedo de que se convierta en tu mal de ojo.
Pero, ¿cómo me volví tan desagradable para ti?
Quedé destruido. Mi buen amigo, te deseo una feliz luna de miel y una matrimonio próspero, sé feliz, llévate contigo mi felicidad.
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Arrugué la carta con mis manos, Jimin siempre ha sido excelente con las letras y cómo no, la literatura es su vida.
Solté suspiro, quizás al volver de la lune de miel hablé con él.
