Capítulo 9

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— No te he visto en casi un mes — tomó su café y le dio un sorbo. Su mirada se veía un poco diferente, su gélida mirada en mí.

Me mantuve firme. Le sonreí.

— Por supuesto, tenías que irte con tu esposa. ¿Cómo está ella?

— Bien — soltó — ha preguntado por ti estos días... Le resulta extraño que no me envíes mensajes.

Solté un suspiro.

— ¿Estás enojado conmigo? — es ahora o nunca — No entiendo el motivo de tu visita, no debí ven...

— Sin embargo aquí estás — me cortó. Guarde silencio tenía razón. — Estoy aquí porque te considero mi amigo, y es normal extrañarte, ¿no?, me animé a verte. Sé que no puedes, y quizás tampoco quieras, pero, de esa forma me gustaría despedirme, aunque sea.

Solté una risa irónica.

— No tienes culpa de nada. No te preocupes, estamos bien, aunque alejados. Estamos bien.

— No. No lo estás.

— Nada podemos hacer con eso, lo sabes bien. Te expresé mis sentimientos no esperando algo a cambio. Mucho menos lastima de tu parte — sonreí — me veo débil, pero tranquilo, no lo soy. Solo necesito un tiempo y estaré bien.

— Respeto tu desición. Aunque no entiendo esto, todo. Es nuevo para mí, Park, ¡mierda eras como mi familia! — alzó la voz — sabes bien que eres la única familia que tengo después de ella, sabes mi historia mejor que nadie, ¿cómo crees que me siento?

Traté de mantener la calma.

— Sé que ver morir a tus padres no es fácil. Ser el único sobreviviente no lo fue, muchos menor porque eras un joven rebelde. — agachó la mirada. Había tocado su punto sensible. — Pero, no eres culpable. Y, siempre seré parte de tu familia... Debes entender que aunque necesite estar lejos de ti por mi bien no cambia lo que fuimos un día.

Sé que no era fácil para él, con el paso de los años existen personas que se convierten en piezas de tu vida, como partes de un rompecabezas; totalmente necesarios para armarse.

Sabía que mis palabras le dolían. No solo a él, a mí también. La consecuencia de estar a su lado como fiel amigo, era inminente para mí. Se reducía a dolor.

De estar forma quizás mis sentimientos cambiarían y podría volver a la normalidad...

— Desearía que las cosas fueran diferentes. ¿Crees hacerlo pronto?

— ¿Hacer qué? — cuestioné — ¿olvidarte?, no lo sé. No tengo un tiempo exacto. Si eso era todo, debería irme...

— Espera... Podemos hacer algo antes de despedirnos, ir al cine, comer. No te vayas tan pronto amigo.

Amigo.

Contuve la ira que crecía en mí. Al final no era su obligación aceptarme. Seria una locura total de mi parte.

— ¿Eso quieres? — solté claramente molesto. Un fracaso total. — Perfecto, te espero en mi casa el próximo lunes, ¿quieres despedirte?, hazlo como se debe, como si fueras mi amante, ven a mi casa y tengamos sexo.

Me levanté de mi asiento sin mirarlo. A cualquier costo y con mucha prisa de no hacer contacto visual.

No sé qué estoy haciendo.

Salí de la cafetería. Necesito cambiarme de país. De igual forma la idea era descabellada, hasta para mí.

Tuve mucho sexo con mujeres, sin duda era maravilloso.

Con hombres, jamás me pasó por la cabeza, ni siquiera sabía cómo era. Además de los vídeos que solía ver. Antes la sola idea de excitarme con ello era una locura para mi hombría.

En cambio, ahora, me resulta tan excitante cuando mi miembro apreta mi pantalón por un vídeo.

Llevo alrededor se 20 minutos dando vueltas. Cansado y agotado me senté en una banca a una cuadra de mi casa, sentí vibrar mi celular.

Revisé la notificación, mi corazón latió más rápido y fuerte. Era él:

Jeon:
Ahí estaré... Te veo el lunes a las 8pm.

¿Qué?

Mierda.







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