Capítulo XVI

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Serena dirigió una mirada fugaz a Haruka estaba de pie frente a ella, entre los dos la mesa. Era la primera vez que se le acercaba después de que ella lo atacara, la compañía de ese hombre no era grata para Serena.

-Mujer, ¿que haz hecho a mi primo que está de un humor tan horrible?

- No soy responsable de su humor – dijo ella con expresión hosca.

- ¿No? – sonrió Haruka -. He visto cómo te mira, en efecto, eres responsable.

- Vete, sajón – replicó ella, dirigiéndole una mirada dura -. Tú y yo no tenemos nada que decirnos.

- ¿De modo que todavía quieres matarme?

- ¿Si quiero matarte? Es algo que estoy obligada a hacer.

Haruka esbozó un suspiro burlón.

- Es una lástima que no podamos ser amigos, yo podría aconsejarte bien acerca del modo de manejar a mi primo, pues parece que con tu propio criterio no lo haces muy bien.

- ¡No deseo consejo! – explotó Serena -. Y no quiero manejarlo, ¡no quiero tener nada que ver con él!

- Quizá, pero he visto que también tú lo observas esas miradas hambrientas que se cruzan entre tú y...

- ¡Maldito seas! – lo interrumpió Serena con expresión de furia -. Sin duda, eres de la ralea de Loki. ¡Apártate de mí, antes de que te arroje algo a la cabeza!

Haruka se alejó riendo, Serena golpeó enojada la masa que estaba preparando. ¿Cómo era posible que ese hombre se atreviese a dirigirle sus burlas? ¿Creía que ella no hablaba en serio cuando deseaba su muerte? Serena lo decía con la más absoluta seriedad. No le importaba que él tuviese una naturaleza tan amistosa y tampoco influía sobre ella el hecho de que hubiese sabido que él era indirectamente el responsable de que la propia Serena y sus amigos aún viviesen y finalmente, menos aún le importaba que le recordase a su hermano Sammy, con su encanto seductor y su sonrisa aniñada.

Estaba dispuesta a matarlo... si un día recuperaba la libertad, las coletas largas, y gruesas habían caído sobre los hombros de Serena, y ella las rechazó enojada. Estaban en mitad del verano, y era el tiempo más cálido que Serena había padecido jamás. En su país habría salido a nadar con Molly, o a correr a través del campo montada en Torden, en todo caso, no se habría visto obligada a trabajar cerca de un fuego que ardía en día entero. Tenía muchos motivos de pesar, pero en todo caso ellos sólo servían para recordarle que estaba allí por propia voluntad.

Había pasado poco más de un mes desde el día en que la nave había anclado en el río, aquella mañana desastrosa. A veces, Serena veía a Zafiro y al resto por una ventana abierta, cuando salían a trabajar en el muro, o al regreso. Pero ellos no podían verla, porque la joven estaba en un rincón del fondo de la sala. Serena sabía que probablemente ellos continuaran preocupándose por la suerte que ella había corrido; por lo menos, Zafiro y Andrew sin duda la recordaban. A esa altura de los hechos, los vikingos ya deberían haber escapado. Abrigaba la esperanza de que la necesidad de dejarla en la casa no les impidiese intentar la huida; pero lo más probable es que el intento fuese imposible a causa de Seiya y de sus condenadas precauciones.

Había contemplado la posibilidad de preguntar a Seiya si podría hablarles, pero Haruka estaba en lo cierto: Seiya había mostrado pésimo humor la última semana, después de que ella se negara a compartir su lecho, y Serena no dudaba de que él rechazaría todo lo que le pidiese. Impartía órdenes con voz áspera y tenía una expresión sombría. La hermana y los criados se mantenían a la mayor distancia posible del amo, y exhibían una reserva desusada, con el fin de apartar de ellos la atención de Seiya. ¿Ella era la responsable de su malhumor?, a Serena le habría agradado pensar que así era, pero no creía tener tanta influencia sobre el sajón. Era cierto que acudía todas las noches a pedirle que compartiese su cama, y que ella invariablemente mostraba su resentimiento y se negaba.

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⏰ Última actualización: Jul 23 ⏰

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