Capítulo 1 - Miradas Cruzadas

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Para disfrutar plenamente de esta historia, se recomienda haber leído la precuela. Esto no solo les permitirá comprender las sutilezas y referencias del relato que viene, sino también, espero, apreciar la evolución de los distintos protagonistas. Tengan en cuenta también que, aunque se desarrolla en el universo de Naruto, esta fanfiction toma ciertas libertades con la cronología oficial.

¡Gracias por su lectura y su mente abierta!


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                  El sol estaba en su zenit, dominando el cielo azul de Konohagakure. Raramente había hecho un calor tan abrumador para un mes de mayo, obligando a los comerciantes a cerrar sus tiendas, en espera de horas más clementes para reanudar el curso de sus actividades. Las calles, habitualmente animadas y ruidosas, estaban casi desiertas.

Insensible a este calor, una joven se había lanzado en una carrera frenética contra el tiempo. Su silueta delicada se deslizaba ágilmente entre las escasas sombras, sus cabellos rubios reflejando los rayos del sol.

Sabía que un retraso, aunque mínimo, por su parte le costaría caro y que las reprimendas de su madre pesarían mucho más que las del actual Hokage.

El amplio edificio de la Oficina se imponía frente a ella, su tonalidad cálida y distintiva destacándose contra la montaña y los árboles detrás de él. Dos ninjas estaban apostados en la entrada, en una vigilancia relajada.

La llegada de la joven no pasó desapercibida.

Uno de ellos, un hombre de semblante jovial, la interpeló con un toque de humor: « ¿Así que Hatsu, otra vez llegas tarde? » preguntó, sus ojos brillando de diversión.

Sin disminuir su carrera, ella los saludó, añadiendo con una sonrisa pícara: « ¡No llego tarde, simplemente estoy... precisamente a tiempo! »

Las risas francas de los shinobis resonaron en el aire mientras ella se precipitaba hacia el interior del edificio.

El aire allí era fresco, contrastando notablemente con el calor exterior. Los pasillos de la Oficina, generalmente llenos de actividad y animadas conversaciones, estaban sorprendentemente tranquilos, a pesar de la importante reunión que se preparaba.

Con ligereza, continuó su carrera, dejando desfilar ante ella los kakejiku suspendidos en las paredes, luego comenzó a subir los escalones hacia el nivel superior, sus rizos rubios ondeando al ritmo de sus pasos.

¡Casi había llegado!

Al llegar al piso, se lanzó por el largo corredor curvo, característico del diseño circular del edificio. En su prisa, tomó una curva cerrada, viendo de repente a dos hombres en su camino.

Con un movimiento fluido, ajustó su trayectoria con un delicado paso al lado, evitando por poco la colisión. Mientras su hombro izquierdo rozaba el espacio ocupado por uno de ellos, sintió una sensación suave e inesperada.

« ¿Arena? » pensó.

Su mirada se encontró con la del joven al que casi había chocado. Sus ojos rodeados de negro la golpearon instantáneamente. Un azul claro y tranquilo, casi translúcido, con suaves reflejos verdes. Ese color... tan singular... tan impactante y cautivador, la inundó de emoción, deteniendo su carrera mientras recuperaba su equilibrio. Quedó cautivada, en una mezcla de sorpresa y fascinación.

Una voz autoritaria la trajo de vuelta a la realidad de su apuro.

« ¿Nunca se le ha dicho que no se debe correr en la Oficina del Kage? » le espetó el que acompañaba al joven. Su tono era duro y su rostro medio oculto por un trozo de turbante expresaba una ira apenas contenida.

El Remolino de Arena [Versión en Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora