Ladrón de guante blanco

Parte 21

Tiene todo el resto de la tarde libre hasta que Ciara salga de trabajar esa noche, han quedado en que ella se quedará a dormir en el piso de Rocío. Para aprovechar el tiempo, enciende el ordenador y empieza a buscar en Google pequeñas galerías de arte a las que poder existir. Es increíble la cantidad de galerías y de museos que cuenta su ciudad. Rebuscando entre diversas páginas da con una galería de arte que dentro de varios días va a ofrecer la exposición de un joven artista al que ella no conoce, ni siquiera ha oído hablar de su nombre. Dicha galería posee una página de Facebook e Instagram con bastantes seguidores en ambas cuentas. En una de ellas piden a las asistentes que confirmen su asistencia al próximo evento hasta completar el aforo. Esa misma noche le pregunta a Ciara si le apetece acompañarla, aunque sin desvelarle el motivo real por el que van.

Ella es una mujer atareada, siempre tiene cosas que hacer pero tras la insistencia de un conocido que le recomienda ir a una galería, esa misma tarde su hijo y también pupilo, expone sus obras. Sale de la piscina climatizada, coge un albornoz y camina hacia el baño, no sin antes pasar por el vestidor donde coge varios modelos. Después de la ducha se prueba los modelos que ha dejado sobre la cama, se prueba los tres hasta que se decide por un vestido blanco, de mangas largas, con volantes a la altura de media pierna. Escoge unos botines negros de tacón, cartera negra a juego con un sombrero, abrigo blanco y negro gamuza y medias negras con detalles. Llega puntual, ni siquiera han llegado su conocido y su hijo, el artista. Aunque conociendo el ego que tienen los artistas seguramente llegará tarde para tener todo el foco de atención del público y de los críticos sobre su persona. Antes de que la reducida sala comience a llenarse se pasea entre las obras que hasta el momento están tapadas. Saluda a algunos críticos que conoce y con los que en alguna ocasión ha llegado a cruzar algunas palabras sobre pinturas o esculturas. Le gusta asistir a eventos como este, no solo por las obras que exhiben en sus salas, por la posibilidad de conocer a nuevos artistas, también le gusta admirar la iluminación de la sala, el color de las bombillas escogidas que pueden aportar una buena iluminación o por el contrario, ofrecer un aspecto tenue o apenas iluminado creando confusión entre el público.

Rocío y Ciara llegan cuando la galería está repleta de personas de diferentes edades y el artista está subido a un podio en el centro de la sala dando un discurso, habla un poco sobre el nacimiento de dicha obra, su situación personal en esos meses y de las cosas que le motivan a crear y a dejarse llevar en el lienzo. Rocío escucha atenta cada palabra del artista, pero también le evalúa, estudia sus gestos, los rostros de las personas que le felicitan y le aplauden en cuanto termina de dirigirse al público que ha ido a verle y a disfrutar de sus obras.

Es un artista joven que parece estar empezando, sin duda cuenta con el apoyo económico y moral de su progenitor, quien no se separa de su lado en ningún momento.

En su mente repasa todos los robos cometidos por el ladrón que tanto busca, puede que se equivoque pero su juventud y su complexión delgada junto con el ego que muestra orgulloso no pega con la persona que roba y vive en la clandestinidad. Se ve que es la típica persona que le gusta ser el centro de atención. Un servicio de catering comienza a seguir canapés y copas de champán entre los invitados. Los jefes de sala han ido destapando las obras que esperan ser estudiadas por un ojo crítico que no es el suyo.

-No sabía que a estos sitios se tenía que venir tan bien vestida. Cuánta elegancia hay aquí, casi me siento ridícula al venir con unos vaqueros y un jersey.

-No digas tonterías, estás guapísima. Pero si te encuentras incómoda o te aburres podemos irnos.

-Solo era una manera de hablar, además eres tú la que quería venir, ya que estamos aquí disfrutamos del catering y de las obras.

Agarradas de la mano pasean entre las salas admirando los distintos cuadros. Lo único que consigue describir Rocío es que se trata de arte abstracto. A su lado algunos críticos hablan sobre los trazos, otros sobre las pinceladas o la disposición del tema. Debaten sobre lo que el artista pretende evocar en ellos. Rocío les escucha intentando entender algo entre tantos tecnicismos que emplean pero la verdad es que no es una entendida en el tema. Ciara y ella se miran de soslayo mientras disfrutan de los deliciosos canapés, de las imágenes y de lo que éstas transmiten que consiste en si les gusta o no, algo muy básico.