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El tiempo pasa sin poder evitarse. Para unos más rápido, para otros más lento. Pero con el pasar del mismo también pasan cosas en la vida.

Dongmin ya está a días de graduarse. Siendo el mejor de su clase y con unas pasantías sobresalientes, tiene un prometedor futuro en una de las grandes compañías de su especialidad.

Ya pocos recuerdan al raro nerd.

Cambió para bien tanto su manera de vestir como su personalidad.

El azabache suspiró. Apreciaba a través del gran ventanal como la lluvia caía suavemente en el exterior.

Las personas trataban de resguardarse, otras pasaban apuradas con sus paraguas o simplemente una que otra caminaba sin darle mucha importancia.

El timbre de la cafetería resonó y volteó a mirar a la persona que entraba al lugar.

Tampoco era él.

Ya se estaba poniendo ansioso. Los minutos pasaban y él no aparecía.

Se perdió en sus recuerdos. Al volver en sí miró su reloj.

- ¿Me dejaste plantado? - se preguntaba internamente.

Se cansó de esperar. Dongmin tomó sus cosas y al levantarse fue abrazado por su espalda sorprendiéndose.

- No te vayas aún - escuchó decir y sonrió.

- ¿Vale la pena quedarme?

- Obvio, sabes que me amas y yo a ti - le besó con ternura.

- Sanha - sonrió mientras se sentaba y se lo quitaba de encima. El mencionado sonrió y le tomó la mano besándola tal cual caballero.

- Sanha, estamos en público, deja de ser...

- Buenas tardes ¿Interrumpo?

Aquella voz hizo que ambos hombres voltearan a un lado su mirada para encontrarse con la presencia de aquella persona, ahora pelinegro, que le observaba de manera molesta a ambos.

- Moonbin - logró hablar Dongmin un poco impresionado al verlo luego de tanto tiempo.

Sanha rodó los ojos con fastidio - Amor vayamos a otro sitio. Hay malas vibras en este lugar.

Dongmin apenas sonrió al oír el comentario. Sus ojos no se despegaban de aquel atractivo rostro serio y molesto.

- Sigues de pegajoso con mi Dongmin.

- Primero fui yo que tú, así que es mío.

- Yo soy su novio.

- Yo soy su mejor amigo.

- Eres insoportable.

- Él me ama así.

- Si pudiese te golpearía.

- ¡Moonbin ya! - y sin más se lanzó a sus brazos sollozando suavemente. El pelinegro lo recibió feliz.

- Creí que no vendrías.

- Lo siento. El tráfico está terrible además de que tuve problemas con el equipaje.

- Te extrañé mucho.

- Yo también - se dejaron llevar por sus sentimientos dándose pequeños mimos al haber estado separados por mucho tiempo.

- Oigan empalagosos, sigo aquí - se quejó Sanha.

Enséñame a BesarWhere stories live. Discover now