17. Es Suficiente Para Volverte Loco, Loco, Loco.

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— A ver, aver, aver. — se presentó Theos en medio de nuestra comida en el comedor, Shane y yo desayunando; pero espera un momento, ¿como entro este imbecil a la universidad?

— ¿A ver qué? — Ya tenía mi típica cara de francotirador.

— ¿Me estás diciendo que te volviste novio de la chica aquella? — Se los juro que lo que salió de mi mente fue...

— Verga, que chismoso. — Shane justamente lo dijo y disimule un poco la risa que llevaba.

— Pensé que ya eras novio de esa chica. — Dijo estirándose y reposando su ancha espalda con el respaldo de la silla.

— pues, no éramos nada. — Dije con la cara de poker mas forzada que tenía, es que pensar en ella me hacía sonreír.

— Pues parecían desde un principio. — dijo Shane disfrutando su hamburguesa.

— Era algo notorio que los dos de alguna forma se atraían. — Terminó de decir Theos y los dos se miraron y se dieron los cinco.

Mi mirada de ¿es enserio? Los juzgaba por lo que habían hecho anteriormente. Hasta que Theos empezó con las payasadas que lo caracterizan.

— Tú si eres bello, joderrr. — Dijo pellizcándome los cachetes has ya que le abofeteo la mano.

— Tus homosexualidades pa otro lado. — Los dos idiotas se empezaron a reír, y luego otra voz también sonó.

— El más bello. — Lyne me llegó desde atrás abrazándome y sentándose a mi lado.

Maldita sea, se veía tan hermosa, si, tan hermosa que imaginé un escenario inapropiado en hora de almuerzo.

Dios ayúdame con esta mujer.

Estaba a punto de morder mi hamburguesa cuando, ella puso su mano en mi miembro, acariciando lentamente y acercándose a mi oído

— Tu y yo en el baño privado de la directora, ahora. — dijo susurrando pero de forma tan demandante que se prensó más mi miembro y me prendí en un instante.

Ella se alejó y cuando entre en razón de nuevo, los dos idiotas me veían con los ojos entrecerrados y una sonrisa que indicaba algo, hasta que Shane lo dijo.

— Cuando la agarres dale como si no hubiera un mañana. — Theos soltó una carcajada durísima y luego Shane lo acompañó, en cambio yo los miraba con decepción.

— Mejor cállate, imbecil. — no quise decirle más nada a esos idiotas.

En lo que terminó de comer llevo la bandeja y recibo un mensaje de ella, era una foto.

Pero santo cielos, maldita falda le quedaba muy bien.

Me dejo hasta mi punto.

Entré al baño, y ahí estaba. Jamás pensaría que el baño de la Directora era grande y lujoso.

Lo que me extrañó era que habían dos sillas de madera en todo el medio; mire a Lyne extrañado y cuando voltee a verla, — Ay, santo cielos — estaba sin sus pantis, vi completamente si coño empapado.

Pero algo pasaba, algo sumamente extraño, puso esa mirada que me recordó a mi, creería que justamente la mía.

— Siéntate — Ordenó ella tan sexy y tan agresivamente.

En lo que me senté ella camino hacia mi con una cuerda, me rodeó hasta que se puso detrás de mi.
Empezó a lamer mi oreja, a besarme el cuello, y colaboré en eso poniendo mis muñecas atrás para que las amarra, lo que no sabía es que ese fue un grave error.

Relatos de un Ángel Caído Where stories live. Discover now