18. ¿Y no vamos los dos?

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Domingo 31 de Marzo.

Le dije a mi mamá si podía ir a quedarme a la casa de la Ceci, mi respuesta fue la siguiente. —Pero si acabamos de llegar, ¿como no vas a estar acá?

Cuec. —Yo decía nomás. ¿Y como les fue?

—Bien, ya estamos aquí. —respondió mi viejo.

Me senté al lado del Miguel. —Divina comedia. ¿Cuando tienen que ir de nuevo?

—Tenemos que ir en Mayo, al funeral. —bromeó de vuelta.

Yo me quise reír, y Miguel igual, pero mi vieja nos amenazó con los puros ojos. —En todo caso, puede que sea lo mas probable. Y en caso de, ustedes tienen que ir. ¿Quedó claro?

—No se yo, a lo mejor tenga que ayudar a Miguel para correr de los pacos.

—Anda a estudiar mejor.

Me levanté de la mesa con mucho suspenso. —Voy a buscar el jugo.

Me levanté y fui a la cocina, y en eso veo que viene mi mamá. —¿Y que hiciste mientras no estuvimos?

—Dormir, estudiar, escuchar música y salir con la Ceci. ¿Por qué?

—Quería saber.

Terminé de hacer el jugo, y en eso me acordé de lo que habíamos hablado con Claudio. —Oiga. Una pregunta... ¿Tengo que traer al Claudio y presentarlo o solo les tenía que contar?

Me quedó mirando. —Avisame cuando venga y ahí lo vemos un rato. En todo caso lo conocemos un poco por Miguel.

—Oye... ¿Y que te parece?

—¿Él? —asentí. —Buen muchacho. Bien educado y simpático igual. No es decepcionante.

Me reí con ella. —Eso era... Yo llevo el jugo. —pasé por su lado y le di un beso en la mejilla.

Bueno, mi pololo estaba aprobado por mi mamá, ya solo quedaba mi papá que dijera que si y tamos.

Dejé el jugo encima de la mesa y me senté de nuevo. —Lucy, si o no que no dejamos la caga aquí.

—Si o no. Ah no se yo, no me metan en sus cosas. Pasame la sal... —pedí en voz baja.

Me la pasó y siguió hablando con mi viejo.

Yo en realidad me dedicaba mas a escuchar como webean que a opinar. En cualquier rato me mandan a la cocina.

(...)

Después de comer subí a mi pieza a estudiar, pero el problema es que termine durmiendo siesta. Parezco tata.

—¡Lucy!

—¡¿Qué?!

Me giré en la cama y me saqué la cresta. Y en eso, escucho que mi mamá sube las escaleras. —Vamos a comprar. ¿Que haces en el piso?

—Estoy haciendo terapia para hormigas. Ya, bajo al tiro.

—No si, baja ahora. Necesitamos ir al tiro para llegar a hacer la once.

Alguien que le de un sartenazo para que se calme.—Mamá, ¿pero por qué tanta presión?

Me miró ligeramente chata. —¿Bueno y tu no sabías? Le dije a Miguel que te dijera.

—Bueno, no me dijo, dime tu.

Suspiró. —Van a venir a leer tu futuro.

La miré mas perdida que gaviota en el sur... no me digan que también hay playas, me consta, ¿ya? No soy tan inculta. —Yaaa, dale color.

🌫Te dedico un solo...🌫🎸 Claudio NareaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora