32. Sí, pena.

43 5 0
                                    

Martes en la mañana. Un cuarto para las ocho. Caminar por la costanera. Me muero de frío. No conozco a nadie. Conchasdesumadre. ¿Cómo pueden hacer surf a esta hora?

Ayer al final mandé la carta a la casa de la Ceci... pagué millones para que ojalá llegue hoy. Y si no, pa la otra tendré que ofrecer más servicios... mentira.

Iba llegando al liceo, si salí relativamente temprano para no ser la weona típica que es el primer día y llega tarde. Eso lo hacía allá pero porque había confianza.

Las muchachitas eran bastante playeras. Andaban todas igual de arregladas eso si.

Entré cabeza arriba como me dijo Jorge alguna vez y fui a la oficina de la directora.

Esperé sentada afuera de la oficina, hasta que sale una chica con el jumper corto y casi pilucha para arriba... me imagino que debe tener calor. Y luego sale la directora con cara de pasa. —Pase y tome asiento. —hice caso y entré. —Apellido.

—Tapia.

—¿Mas común no se podía? Dígame el nombre y el curso.

—Lucía Tapia. Segundo medio A.

Puro ñoño entraba al A por nota, yo entraba por cupo... y nota. —Lucía Tapia... ¿De donde era usted?

Sanmiguelina a toda honra. —San Miguel.

—Santiaguina... —Pal resto la misma wea, pa mi no. En eso que hojeaba el listado, entró una muchacha otra vez. No era la misma eso si. —¿Qué pasa, Dominguez?

—Me mandaron a buscar a la nueva. ¿Llegó o no?

Me di vuelta y era una muchacha baja, poco más que yo, era media rubia y tenía ojos oscuros eso sí. —Es ella. Tapia, vaya con Dominguez. Ahí después se orienta.

Me levanté y la cabra me tomó del brazo para salir.

—¿Y como te llamai? —me preguntó.

—Lucía. Lucía Tapia.

Me observó de arriba a abajo. —Castaña. Lindos colores.

Chucha... ¿Gracias? —...Gracias. ¿Y tú?

—Javiera. Hablai como medio raro tú. ¿Teni algo?

—No... ¿Raro cómo? ¿En qué sentido?

—Como correcto. Casi cuica. ¿De donde veni?

Me reí. —Soy de San Miguel. Es la parte esclava de los cuicos. Pasa que aun no agarro confianza.

Hizo el "Aah" de entender todo. —Entonces esperamos con ansias esa confianza.

Entramos a la sala y ahí estaba yo, entrando a una sala sin saber que sería como entrar a una subasta. Al parecer estaban enteradas de que iba a llegar yo. ¿Cómo? No sé, pero si fue porque alguien le contó a la amiga entonces se explica solo.

—A ver, a ver, jovencitas. Tanto alboroto. ¿Nombre?

—Lucía Tapia. —es la tercera vez que digo mi nombre en menos de una hora.

—Siéntese allá con Gutierrez.

Levantó la mano, menos mal... sino hubiese llorado ahí mismo en pleno pizarrón. —Hola.

Sentí que saludó y me miró de arriba a abajo. Ahí nomás me sentí la verdad. —Hola... ¿Como te llamas?

—Marcela. Llegaste en el mejor día. En el recreo te explico si te juntai con nosotras.

—Mmmh, ya po.

Sonreímos las dos.

(...)

Pasando cuenta, hasta el momento llevo dos conocidas: La Marcela y la Javiera. A veces dudo en si realmente se agradan, porque llegan a hacerse unos comentarios mas pasivo-agresivos entre ellas... peor que yo cuando webeaba a la Paula.

🌫Te dedico un solo...🌫🎸 Claudio NareaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora