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Sabrina Lewis 15 años

Estoy saliendo del avión y puedo reconocer que mis adorada familia está esperando por mi , ni que no fuese a ir, por Dios.

— hola, recojan mis maletas que tengo que hacer una parada antes de ir a su casa — les digo mientras le pasó una maleta pequeña a bratt, para no verme tan maleducada les doy un beso en la mejilla y sigo mi camino.

Avanzo rápido y tomo el primer taxi que encuentre.

— al centro comercial por favor — el taxista asiente y se pone en marcha.

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Una tarde de compras es lo que necesitaba, lo que no conté es que no tengo a nadie que me ayude y tengo mucha pereza de caminar con esas bolsas. Pero bueno es lo que me toca.

Llego a la entrada y como cuando aterrize me subo al taxi y doy la dirección. Vamos a ver porque tanto afán de que venga.

Cuando llegó pago y sacamos mis compras, entro a la casa y subo a la que era mi habitación. Dejo todo y cuando empezaba a sacar la ropa para dormir entra la insufrible.

— arréglate como una dama por favor tenemos una cena importante hoy— me dice, la miro y me burlo un poco.

— ok Martha, ya puedes lárgate, o espera me imagino esperabas darme el vestido que iba a usar y tratar de lavarme el cerebro en que deje el comandó. Típico — le digo me doy la vuelta y le digo duro— cierras al salir no te necesito en mi vida— me río un poco cuando escucho el portaso.

Esto cambia mis planes de ir a dormir, miro entre todas las cosas que compre y está el vestido perfecto, un escote en ve que deja ver el valle de mis senos, corto y con mangas un poco largas, si esto es perfecto. Unos tacones negros y estoy lista.

Bajo las escaleras y ya todos están, al igual que dos personas pelinegras.

— buenas noches — digo, me siento en un sofá individual y disimuladamente me pongo un audífono y a reproducir música.

— buenas noches, tu debes ser Sabrina, soy el ministro Alex Morgan, un placer — me extiende la mano y solo se la doy, cuando intenta dejar un beso en ella la retiro, que señor más confiansudo.

Pero no olvidó que este es el señor más infiel que puede existir, que horrible las mujeres que terminen enamoradas de esta familia, solo encuentran caos y toxicidad.

— si, soy Sabrina Lewis ministro— se nota muy claramente que no utilice el igualmente. No es un placer encontrarme con esa familia

— Christopher Morgan — me dice extendiendo su mano, lo miro de arriba abajo, si es lindo, pero ya se que estar con el es mi perdición.

No voy a cometer ese error.

— ok, ya podemos pasar a cenar, tengo hambre — digo, nadie me escucha por lo que me paro y dirijo a la cocina, necesito chocolate si voy a tratar ya con esta familia.

Escucho el movimiento y mejor me dirijo al comedor tengo hambre verdad y ya me está dando sueño, no duró mucho aquí.

— cuéntame Sabrina a qué te dedicas — me dice el ministro.

— soy de todo un poco, unos días soy algo, otras días otra cosa y asi— doy la respuesta más vaga que se puede dar.

— Sabrina es sargento en la central de Grecia, está a una misión de ser la teniente más joven que ha existido — el orgullo en las palabras de José me dan gastritis, por dios solo lo dice para pavonearse.

— ¿estás bajo mi mando entonces?— pregunta de nuevo sonriendo

— se puede decir, aunque claro los altos mandos no toman tan en cuenta las personas de ese país, que mejor lugar para que su familia y mi familia no puedan estar jodiendo los cojones a cada nada— le digo con una sonrisa, la de el flaquea.

— noto cierto rencor al nombrar mi familia, no me digas que eres una de las que se acostó con mi hijo y quedó ardida— me dice, este que se cree.

— no, a su hijo ni lo topo, pero la fama que se traen no debe ser por nada. Agradezco estar más familiarizada con el mejor Morgan — le digo — usted no es nada al lado de Reece, o si ministro?— se le borra la sonrisa de una vez.

— conoces a mi hermano — me pregunta con la voz un poco dura.

— muy bien si puedo decir, es un verdadero hombre y sabe lo que quiere— le digo, se que mis palabras se pueden entender mal. Pero es lo que quiero.

— ok, me parece genial eso— la conversación muere y es mi momento.

— me disculpo, estoy cansada no he podido dormir desde que llegué — me paro y solo puedo reír un poco.

Fue mejor de lo que pensé

Diferente //Sabrina Lewis//Where stories live. Discover now