Capítulo 9: La recuperación

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Law había realizado operaciones de más de nueve horas muchas veces en su carrera. A veces era necesario cuando las lesiones eran extensas y necesitaban más atención, cuando había varios factores a tener en cuenta y el trabajo debía hacerse con precisión. Se enorgullecía de su eficacia, pero nunca se había apresurado a terminar una operación, no tenía por qué, cuando estaba en el quirófano el tiempo parecía volar por sí solo, podía pasarse todo el tiempo de pie y no notar cómo se le escapaban las horas. 

Por alguna razón, estar en la mesa de operaciones, le parecía una eternidad. Había estado muerto para el mundo durante todo el viaje hasta el hospital y la operación. Al parecer, se había despertado en la sala de recuperación, pero había perdido el tiempo. En total, toda la experiencia había durado trece horas, pero su cuerpo reaccionaba como si cada una de esas horas hubiera durado un año entero. Sabía que se debía al intenso trauma físico por el que había pasado, unido a la extensa intervención y a la gran pérdida de sangre que había minado su energía. Cuando se despertó más tarde, en la habitación que le acababan de asignar, sólo fue el tiempo suficiente para intercambiar unas palabras con Luffy, e inmediatamente después volvió a dormirse con su prometido arrimado a su costado ileso. Había dormido casi todo el primer día completo en el hospital, sólo se despertaba cuando las enfermeras o los médicos lo necesitaban, pero por lo demás, se escondía en la agonía del sueño para no tener que enfrentarse a la realidad. 

Cuando Doffy le dio a elegir entre renunciar a Luffy y a su relación para volver a la vida que llevaba antes de conocerse, lidiar con la angustia, tirar por la borda el futuro que había planeado para poder seguir trabajando en la empresa familiar sin distracciones, ser preparado para asumir el cargo de ejecutivo algún día, ascender al poder y reinar sobre una legión de miembros de la familia, oficiales, personal y peones, el sucesor de un imperio. O podía elegir a Luffy, casarse y, a cambio, que le cortaran el brazo y seguir trabajando en el negocio familiar; en esencia, nada se desviaría de la norma que había construido en los dos últimos años, salvo que pronto tendría un anillo de boda en la mano izquierda y su brazo derecho estaría jodido para siempre. Era gracioso pensar que alguna vez se plantearía elegir lo primero. Había tenido atisbos de la primera opción, lo había visto en la forma apasionada en que mataba a la gente, lo había vivido en incontables noches pasadas a solas con sus pensamientos y mirando al techo, y eso no era lo que él quería. 

Lo que quería era a Luffy, para el resto de sus vidas. No había vuelta atrás para Law. Nunca había tenido otro compañero que se hubiera quedado con él, que hubiera soportado su exigente horario de trabajo, su temperamento sarcástico y sus oscuros estados de ánimo, que se quedara pasara lo que pasara, que le gustara estar en los momentos tranquilos, que se tumbara en los brazos de Law sin una pizca de egoísmo para ayudarle a dormir, que disfrutaba simplemente viendo a Law al principio y al final del día, compartiendo las tareas cotidianas de la vida, que hacía que lavar la ropa fuera emocionante y que la hora de comer fuera una alegría, que sabía de su pasado, que no era del todo un buen hombre, que hacía que Law quisiera ser mejor.

Había elegido el amor y no se arrepentía ni por un segundo, excepto por el hecho de que su brazo estaba absolutamente destrozado. Sabía que había tomado la decisión correcta porque, en su opinión, perder a Luffy le habría causado más dolor que si le hubieran cortado el brazo. Tumbado en una cama de hospital, conmocionado, con el brazo recién reimplantado doliéndole de una forma que la morfina no podía arreglar, el futuro de su carrera pendiendo de un hilo, se preguntó si tal vez podría haber habido otra alternativa al ultimátum. Si hubiera negociado la conversación con Doffy de otra manera, podría haber llegado a un acuerdo diferente, uno en el que podría haber salido adelante sin una lesión tan grave. 

Desterró los pensamientos de su mente, ya no servía de nada agonizar por ello, no se podía cambiar lo que ya había sucedido, lo único que tenía que hacer era acordarse de hacerlo mejor la próxima vez, porque si sabía algo de la familia Donquixote, habría otra ocasión. La única forma que tenía de salir airoso de la situación actual era recuperar el uso de su brazo para poder conservar su trabajo y utilizar el dedo corazón de su mano derecha para mostrárselo a Doffy el día de su boda.

Cuenta Regresiva Para Siempre - Lawlu [Borrador]Where stories live. Discover now