Prólogo

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¿Qué mejor momento, que el que dos miradas se encuentren por primera vez y lo compartan todo?

Nadie nos explica la explosión de emociones en tu interior cuando se acerca y hace que tu piel se erice y tu corazón lata en demasía, ni cuando sientes que no está lo suficiente cerca de tí y por eso quieres fundirte junto a esa persona, ser uno solo. Esa euforia y necesidad de estar en continuo contacto, de conoceros de tal manera que no se sepa cuál es el final y el principio de su cuerpo. Un momento que se divide en muchos. Es la magia de conocer por primera vez los entresijos del amor, el compartir nuevas y desconocidas emociones. Ese es el secreto del amor, donde sólo unos pocos afortunados llegan a amar tanto a una persona que son capaces de verse reflejados en la mirada ajena cuando abren los ojos.

Y como todo lo desconocido, el primer amor trae consigo un misterio aterrador, una montaña de emociones con acción automática que no podemos controlar, una irremediable muralla de inseguridades y celos, y una pasión completamente descontrolada.

Entonces acaríciala con los ojos cerrados, tócala como a las cuerdas de una guitarra, besa todas y cada una de las constelaciones que hay en su espalda. Di como un niño una y otra vez que quieres incondicionalmente a la persona que se encuentra abierta en canal por ti, queda todo de sí para que no la abandones, para tocar las estrellas y ellas os envuelvan a los dos. Arregla ese corazón y abraza su alma.

Pero como todo en esta vida, el amor tiene un precio devastador, ese que hace que tu corazón llore desconsolado y que tu alma se rompa en dos. Algo que todos tenemos y que es muy difícil de superar.

¿Serás capaz de amar a esa persona y al mismo tiempo, amarte a ti?

Lo que (no) aprendimos del amorWhere stories live. Discover now